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REFLEXIONES CRITICAS

EL NPD EN SU XXI CONGRESO NACIONAL. BERLIN 11 DE NOVIEMBRE DE 2005

EL NPD EN SU XXI CONGRESO NACIONAL. BERLIN 11 DE NOVIEMBRE DE 2005

Es curioso que ningunA de las presuntas novias del NPD en España, haya asistido al XXI Congreso del partido desarrollado recientemente en Berlín. Consideramos que este congreso ha sido decisivo para la renovación del Partido Nacional Demócrata alemán de cara a cristalizar su avance en los länders, en una irrupción en el Parlamento Alemán. Los avances del NPD en distintos länders han cristalizado en este congreso que, en muchos aspectos, podemos calificar de histórico. La crónica, realizada por el miembro de la dirección del partido Andres Molau y traducida por Carlos Dufour, resume estos avances y da algunas de las claves de la actividad del NDP en los próximos años. Saludos y simpatía al NPD de 2006.

Congreso del NPD

Es el sábado 11 de noviembre. Es justo el día de comienzo del Fasching, el largo carnaval alemán. En Berlin-Reinickendorf andan disfrazados unos 150 antifascistas de la izquierda autónoma. Junto a ellos el proamericanista y democristiano Friedbert Pflüger (CDU), el frustrado candidato a alcalde de Berlín. Todos ululando consignas bajo la lluvia y temblando de frío.

La prensa del sistema había anunciado la concentración de unos 10.000 objetores de la libertad de expresión. Pero sólo acudió ese magro contingente. Ese puñado extravagante se aprieta delante de la Fontane-Haus y se manifiesta contra el Congreso del NPD de 2006.

“Por el Partido corre una ráfaga de energía” proclama Udo Voigt, el reelegido presidente, ante los casi 600 delegados e invitados del 31° Congreso del NPD. Hasta los numerosos periodistas de Alemania y del extranjero, asistiendo por vez primera a un congreso del NPD en Berlín, percibieron que esa apreciación daba en el blanco.

Pero la situación había sido incierta hasta el viernes. ¿No sería esa presencia en Berlín algo que excedía la fuerza del NPD? ¿No poseería un congreso en Berlín un valor simbólico que las fuerzas establecidas no podían consentir? La política y los medios, las Iglesias y los sindicatos, incluso parte del poder judicial se aprestaban a impedir la asamblea nacional que el partido, como todo partido legalizado, está obligado a efectuar.

Voigt, aludiendo a la teoría de las tres columnas, manifestó: “Después de la lucha por la calle, la lucha por los cerebros y la lucha por los parlamentos ... hoy podemos proclamar que la lucha por la sala de Berlín ha sido concluida exitosamente.”

Y no era para menos. Inicialmente se había planeado desde julio una sala en Marienfelde (Berlín) para efectuar el encuentro. A pesar de mediadas intimidatorias contra el arrendatario y una querella del propietario, el tribunal judicial finalmente le dio la razón al NPD: la sala podía ser utilizada. Pero entonces el propietario agregó leña al fuego y logró que se prohibiera los delegados del NPD el uso, no ya de la sala, sino de ¡las vías de acceso! “Ésta es la democracia real que impera en la república federal de Alemania”, resumió Frank Schwerdt, director de la asesoría jurídica del NPD. Para redondear se amenazó al arrendatario con cortar el agua y la luz a partir de las 11 horas, cuando debía abrirse el congreso. Quedó la posibilidad del Fontane-Haus. Mientras arrendatarios privados pueden negar a un partido espacio para sus actividades, los administradores de salas públicas están incluso obligados a poner a disposición sus salas para los congresos partidarios.

“Sería sencillamente una absurdidad”, así comentó Frank Schwerdt a la Deutsche Stimme, “si el legislador por un lado exige la democracia intrapartidaria y por otra parte imposibilita el uso de espacios públicos para ejercerla”.

Estas contradicciones legales no molestaban para nada a Marlies Wanjura, la alcaldesa del distrito. Ya en la fase previa esa misma alcaldesa, que normalmente no brilla por iniciativa política alguna, se soleaba en las candilejas mediáticas y aseguraba a los representantes de la prensa que ella impediría el congreso del NPD con todos los medios que ofrece la ley.

Wanjura recibió respaldo del próximo piso del poder. El socialdemócrata Körting, Senador de Asuntos Internos de Berlín, expresó de inmediato qué respeto le merece la independencia del poder judicial: “en caso de que el NPD venza en la querella judicial en torno a la sala Fontane, no debería cantar victoria antes de tiempo. Siempre puede declararse el estado de emergencia policial e impedir la asamblea”.

Por otra parte este Senador recibió una clara rectificación del director policial de ese sector, que declaró hallarse en perfectas condiciones de garantizar la seguridad pública en torno al congreso. Tras un fallo negativo de las instancias inferiores, éste fue revocado por el tribunal administrativo superior de Berlin-Brandenburg y así se abrieron definitivamente las puertas para el 31° Congreso ordinario del partido. El clamor de los partidos establecidos se perdió al fin en las raleadas filas de la humedecida protesta antidemocrática ubicada enfrente de la sala, mientras la conducción del partido ingresaba a ella entre sones de charanga.

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Los 600 delegados y huéspedes que había llegado a Berlín con enormes expectativas se mostraron distendidos y escandieron bajo rítmico batir de palmas vítores a la solidaridad nacional. Si uno se paseaba entre los delegados se leía en los rostros el alivio por el desenlace de esta novela de suspenso.

“Berlín es una buena decisión” comentó orgulloso un delegado del Saarland, “El partido tiene que pisar fuerte. ¿Y dónde hacerlo si no es en el centro mismo del poder, en Berlín?” Un representante de Bielefeld elogió el curso seguido por el partido y expresó su deseo de que el NPD se resista a todo aburguesamiento como el de los republicanos. Otros delegados, que además ejercen responsabilidad comunal, insistían en que una aparición sólida es la presuposición inapelable para un arraigamiento en la población.

También se mostró en Berlín que la voluntad del NPD no se agota en discursos programáticos en la tribuna. En los stands de las fracciones de Sajonia y de Mecklenbug, en los de la sección juvenil y de la editorial Deutsche Stimme así como de diversas iniciativas, se discutió mucho y animadamente.

Desde el escenario se saludó a los asistentes. El presidente de la región Berlín, Eckart Bräuninger, y el director de la jornada, Thomas Salomon, recordaron que no hacía mucho tiempo, el NPD – conforme con un decreto de las fuerzas de ocupación – quedaba prohibido en la capital del Reich. Ambos apreciaron con tanto mayor énfasis el reciente ingreso en diversos municipios y el hecho de que desde el corazón de Alemania se puedan marcar señales políticas para el futuro. La política de tierra arrasada, practicada por los viejos partidos, ha lanzado a los ciudadanos primero a la abstención electoral, pero después más y más hacia el NPD. Los votos obtenidos, continuó Bräuniger, no son sólo votos de protesta. Los sectores en el centro del pueblo, con el valor que infunde la desesperación, han expresado su demanda por una vida digna en su país.

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En su informe general Udo Voigt pasó revista a los dos últimos años. El NPD se ha convertido en la fuerza conductora de la resistencia popular-patriótica. Esto se debe, y no en escasa medida, a los éxitos comunales en Hessen, en baja Sajonia y en Berlín, a la victoria cantada a nivel regional en Mecklenburg-Vorpommern, a la alianza con la DVU y con agrupaciones libres y extrapartidarias. Ahora es el momento de atender a las cuestiones de ardiente actualidad de todos los alemanes y transportar con más energía las respuestas hacia el electorado. “No descansaré”, proclamó Voigt arrancando atronadores aplausos, “hasta que yo haya conducido al partido con una fuerte fracción nacional en el mismo Reichstag”.

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Aunque el objetivo del congreso fue declarado como de índole electoral, no se perdió la oportunidad de colocar algunos acentos políticos. Así, por ejemplo, la propuesta “El país necesita nuevos niños”. La familia clásica, como dice el documento, permanece fundamento de la comunidad popular, no la sociedad multicultural. Para esto es necesaria la seguridad económica, que puede fomentarse con la introducción de una asignación familiar de 500 Euros por cada recién nacido alemán, o por créditos sin interés para la fundación de familias.

Con la propuesta para un cambio ecológico en la política energética, según la convicción del nuevo vicepresidente Sascha Rossmüller, el NPD deja claro que una política ecológica moderna es un tema central de los nacionaldemócratas: “Vamos a colocar en la discusión política, con conciencia de nuestro propio valer, nuestras visiones sobre un cambio radical en la energía”.

Las palabras de salutación de representantes de movimientos nacionales de Rumania, Italia y Portugal subrayaron lo esencial de un moderno nacionalismo: la conservación de la identidad de todos los pueblos en Europa.

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Udo Voigt fue impresionantemente confirmado como presidente del partido, con 221 votos de 232. El segundo día comenzó con la elección de los vicepresidentes. Fueron elegidos Holger Apfel (181 votos), Peter Marx (152) y Sascha Roßmüller (157). Por ultimo debía determinarse la constitución de la nueva junta directiva del partido. Ella tiene tres nuevos miembros: Stella Palau (149 votos), la secretaria de prensa de región Berlín y cofundadora de la Sección Femenina; el abogado hamburgués Jürgen Rieger (129): Andreas Molau (135), subredactor en jefe de Deutsche Stimme.

Fueron confirmados en funciones Frank Schwerdt (129 votos), Thomas Wulff (117) Klaus Beier (161), Ulrich Eigenfeld (105), Jörg Hähnel (154), Erwin Kemna (156), Stefan Köster (109), Thomas salomon (103), Doris Zutt (110), Thoersten Heise (132), Jens Pühse (123) y Jürgen Gansel (135).

De acuerdo con una decisión del congreso en el futuro los presidentes regionales pertenecerán a la junta directiva nacional. “De ese modo será garantizada uno mayor conexión de la conducción partidaria con el trabajo local”.

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Con gran aplauso fue recibida la exposición del huésped de honor, Dr. Gerhard Frey, presidente de la DVU (Unión del Pueblo Alemán) y editor del National-Zeitung. Frey insistió en la solidez de un frente popular. La alianza entre NPD y DVU es la ineludible presuposición para que en Berlín pronto vuelva a hacerse política alemana.

Mientras la asamblea se cerraba ante numerosos representantes de prensa con las tres estrofas del Deutchland–Lied, quedaba afuera la plaza del Fontane-Haus completamente pacífica y abandonada. Con la lluvia se habían acabado de dispersar los variopintos manifestantes del Fasching político.

Andreas Molau

 

¿SIGUE SIENDO VALIDA LA IDEA DE UN FRENTE NACIONAL?

¿SIGUE SIENDO VALIDA LA IDEA DE UN FRENTE NACIONAL?

Entre las ideas recurrentes para elegir estrategia figura de la del “Frente Nacional” que es otra forma de enunciar el consabido lema de la “unidad-unidad”, dándole una formulación “estratégica”. Creemos que es hora de ir deshaciendo de una vez y para siempre, este mito desmovilizador... y sobre todo ser conscientes de que las alternativas existen, a poco que hagamos funcionar nuestra imaginación y tengamos valor para plantear proyectos nuevos, no convencionales.

 

POR QUÉ UN FRENTE NO ES RECOMENDABLE

 

El problema de nuestro entorno político no es la división, que existe, sino la falta de resultados. Esa falta de resultados no deriva de la división, sino que ésta es la consecuencia de lo primero y no al revés. Nadie se escinde de partidos que cosechan éxitos y avanzan. Si hubiera un partido que avanzase de manera tangible, el tema de la unidad no se plantearía: se unirían a él, automáticamente, sin necesidad de predicar la unidad.

 

Dicho esto, que parece muy razonable, vamos a explicar ahora porque la estrategia de Frente no es recomendable:

 

1) Por que no existe aglutinante: todos los grupos están, más o menos, en el mismo nivel. Como máximo unos avanzan a paso de caracol, pero avanzan –y si avanzan, ¿para qué quieren un frente?- y otros no hay forma de que arranquen jamás. No hay federación son federador. El frente solamente es viable cuando existe un elemento indiscutible que actúa como federador: el PCE en el caso de la IU originaria y Le Pen en el caso del FN.

 

2) Por que es la unión de las impotencias: es el consabido 0+0, lo que indica que ninguno de estos grupos ha obtenido éxitos apreciables por separado, así pues ¿por qué habrían de tenerlo juntos? Como máximo la unidad sirve para diluir los fracasos, pero nunca una legión de fracasados ha logrado amasar, sumando sus impotencias, ningún éxito apreciable.

 

3) Por que el nivel político de las partes es muy bajo: no existe una conciencia clara ni de lo que es estrategia, ni de la diferencia entre estrategia y tácticas, ni de la necesidad de una imagen, ni existen cuadros en número suficiente, ni medios de difusión más allá de una legión de web de pocos lectores. Los documentos que emanan los grupos son de muy bajo nivel, elementales. Así pues, cada grupo cosecha aquello que ha sembrado: cuando la semilla es de baja calidad no produce frutos apreciables.

 

4) Por que las diferencias entre las partes son excesivas: a lo largo de años de ensimismamiento y de mirarse el ombligo, cada grupo, a pesar de su mermado patrimonio, se ha creído el centro del universo y ha mostrado su incapacidad para reflexionar y corregir algunos de las prácticas erróneas. Esa incapacidad para la autocrítica y para el reconocimiento y la rectificación de errores cometidos, ha hecho que la sima se fuera ensanchando especialmente en algunos sectores.

 

5) Por que es mejor un mando malo que muchos mandos: este axioma militar se aplica también a la política. Los partidarios del frentismo lo consideran una forma de subsistir y prolongar su existencia política como partido, ya que solos se extinguirían inevitablemente. Es decir, que la constitución del frente, crea una nueva dirección política que debe coexistir con las preexistentes. Eso implica que donde antes había cuatro direcciones a partir de la formación de un frente habría cinco…

 

6) Por que construir un frente supone embarcarse en debates interminables, además, mantenidos con algunas direcciones de grupos que desconocen absolutamente todo lo relativo a técnica política, estrategia y análisis o cuyos niveles son extremadamente primarios e incluso infantiles. A estas alturas, discutir con alguien sobre la necesidad de excluir banderas y uniformes de hace 70 años, parece un sinsentido, o discutir sobre si inmigrantes andinos si o no, es una muestra de que las direcciones de los grupos tienen carencias de educación política y eso impide que haya planteamientos que vayan más allá de “unidad por supervivencia”.

 

¿CUÁLES SON LOS SUSTITUTIVOS DEL FRENTE?

 

Digamos, en principio, que el Front National no es un “frente” propiamente dicho. Lo fue en el momento de su creación… pero hoy no queda nada de aquella intención originaria. El FN es un “partido unitario” desde 1974. En nuestra tradición política no hay precedentes de un frente que haya tenido éxito apreciable alguno. La cuestión es: ¿existen otras fórmulas? Respuesta: si. Pregunta: ¿cuáles?

 

- “Opción Inmortales”.- La opción siempre válida es por la que ha optado AES después de la experiencia del Frente Español de 2000-2001. Cuando uno se desengaña de las posibilidades reales de la unidad, la opción es afirmar: “no nos unimos a nadie, se unen a nosotros”. Eso solamente puede realizase cuando el partido tiene un buen lanzamiento, cuadros suficientes, una estrategia con posibilidades de aplicarse y reportar resultados y, a partir del “tirón” inicial, se produce un trasvase de militantes que, refuerzan la propia opción y debilitan el resto. Es la “unión” por desaparición de las partes, hasta que solamente queda una… como en la serie “Los Inmortales”.

 

- “Opción Cívica”.- Momentáneamente, nos olvidamos de grandes proyectos a nivel nacional y nos concentramos en unas pocas ciudades, allí donde tenemos más arraigo y las condiciones son más favorables, intentando desarrollar un movimiento cívico antiinmigración y antipartido. Esta opción tiene la ventaja de que precisa pocos medios y puede ser desarrollada ulteriormente, a partir de unas bases sólidas. ¿El problema? El de siempre: falta de cuadros capacitados y eternas dudas sobre la selección de ideas-fuerza.

 

- “Opción Red”.- grupos cívicos, plataformas, redes de internet, asociaciones culturales, editoriales, fundaciones, iniciativas, bancos de ideas, etc., que aceptan trabajar coordinadamente de cara a la realización de determinados fines. ¿Ventaja? Facilidad para integrar grupos en estructuras informales y para realizar campañas concretas. ¿Inconveniente? Una idea así pare ser llevada a la práctica, precisa tener, globalmente, una imagen atrayente, no hay lugar ni para skinetes, ni para “fachas malos”, ni para iluminados ultramontanos… si para gente razonable, consciente de los problemas y con iniciativa en los medios en que se mueven.

 

- “Partido Flash”.- “nassío p’a triunfar”. Lanzado sobre unas pocas ideas, cuya temática gira en torno a unos cuantos temas de indudable calado y que pueden manejar con entera libertad sin que otras formaciones puedan apropiárselo. Se funda sobre la base de esa idea-fuerza, con una estrategia de lanzamiento que asegura unos resultados mínimos inmediato. Inconveniente: en política no hay nada seguro. Pero es posible reducir al mínimo el azar: en el fondo es un problema de técnica de lanzamiento, de marketing electoral.

 

Estas cuatro opciones, salvo quizás la primera, no son excluyentes entre sí. La existencia de un partido capaz de avanzar solo (opción A), no es garantía de que pueda llegar muy lejos en estos momentos de solidificación del sistema y de que desde el origen de la democracia española no haya irrumpido ningún partido verdaderamente nuevo. Las otras tres opciones son perfectamente compatibles entre sí.

 

Lo importante, a la hora de elegir una estrategia en positivo, tanto como rechazar propuestas. La propuesta “Frente Nacional”, hoy, ya no responde a la realidad ni a las posibilidades de trabajo político sobre la base de “lo que hay”. Lo que hay es poco. El único problema es de optimización de esfuerzos.


 

LA REFLEXION NECESARIA POSTERIOR AL 20-N: LA HORA DE LOS BALANCES

LA REFLEXION NECESARIA POSTERIOR AL 20-N: LA HORA DE LOS BALANCES

 

Era de prever. Pocos 20-N han pasado tan desapercibidos como éste. Que sepamos no se ha llegado a publicar noticia alguna en ningún medio, ni siquiera digital. El número de asistentes ha sido muy similar a otros años: público de inercia. ¿Gente joven?, en el mismo porcentaje que otros años. Nada nuevo de significativo. Pero incluso de la nada pueden extraerse algunas consecuencias. Vamos a intentar extraer  estas consecuencias por "ambientes".  Las más evidente son las que se desprenden del sector falangista, pero , en general, todas , indican que se están produciendo corrimientos para  bien o para mal.

 

AMBIENTE FALANGISTA

 

Importante decantación en dos sentidos que tendrá una importancia en el futuro de este sector. Resumimos:

 

- El grupo de Andrino demuestra poder movilizar a más gente que el grupo de Cantalapiedra. En otras palabras, el resultado de la ruptura entre ambas fracciones, numéricamente, parece haber sido más favorable al primero que al segundo.

 

- El grupo de Andrino hizo uso de una parafernalia militarista propia de los años 30 con abundancia de uniformes, guantes de cuero, correajes, gorritos cuarteleros y demás lindezas. Esto evidencia una incompatibilidad absoluta y una incomprensión total de lo que son los mecanismos de la política.

 

Las consecuencias de esto van a ser:

 

- Cantalapiedra, cuyas cualidades políticas no vamos a negar, debe replantearse su futuro político. Y solamente tiene dos opciones: una de ellas integrarse en cualquiera de los grupos falangistas, ninguno de los cuales parece ofrecer la más mínima garantía de poder arrancar ni hoy, ni mañana, ni nunca. Afortunadamente para él no es la única opción.

 

- Cantalapiedra debe meditar sobre la oportunidad de cortar con una etapa política que –tal como algunos le advertimos hace algo más de un año- llevaba a un callejón sin salida y al desgaste propio de las escisiones, e integrarse en alguno de los grupos de otro tipo existentes (AES, E2000) o permanecer a la expectativa de nuevos movimientos de recomposición del sector. Lo que parece claro es que la vía falangista –sobre todo si se pretende hacer política- se le ha cerrado definitivamente después de este 20-N. A no ser que lo suyo sea el testimonialismo tan habitual en el ámbito azul.

 

- El alarde paramilitarista y panchovillista del grupo de Andrino va a suponer para él otro callejón sin salida. Con cien o ciento cincuenta uniformados se monta una parada de fin de semana, pero no un partido político. Y menos en el año 2006. El grupo de Andrino carece de fuerza suficiente como para ir más allá de donde ha llegado el 20-N en el Valle de los Caídos: ese es su techo. Los posibles parteners de Andrino (tanto DN como AES) se habrán horrorizado de la imagen que pueden dar si acceden a pactar con este grupo.

 

Mensajes dedicados a este sector:

 

 - Mientras el folklore paramilitarisya y panchovillista sea el eje central, estaremos delante de un grupo que evidencia que ni puede ni quiere hacer política;

 

- El folklore pesa mucho más que su vocación política.

 

- NO HAY LUGAR PARA UNIFORMES, CORREAJES, ACTITUDES PARAMILITARISTAS EN QUIEN ASPIRA A HACER POLÍTICA. Harina de otro costal es que se sepa o no hacerla. Si unimos las declaraciones de Andrino reproducidas y comentadas en este blog, con el carnaval del Valle de los Caídos, está claro que no se sabe hacer política.

 

AMBIENTE DE LA AUTONOMÍA HISTÓRICA

 

DN no apareció por ninguno de los homenajes y demás eventos, seguramente como consecuencia, no tanto del principio de autonomía histórica que no respeta desde abril de 2004, sino de la situación de repliegue del partido en sí mismo. DN no vive su mejor momento y Canduela se ha convertido en el chascarrillo habitual del ambiente patriótico en general.

 

En estos momentos de preparación del VI congreso del partido, aparecer en alguno de estos actos hubiera supuesto arreciar la polémica interna sobre si se es o no fiel a la autonomía histórica. Además, una parte de la militancia de DN no ve con buenos la aproximación a AES, especialmente tras el resultado de las elecciones catalanas, mientras que otra ve con peores ojos los intentos de aproximación a Andrino. Así que lo que procedía es permanecer calladitos ante los eventos del 20-N.

 

Más significativa es la situación de España 2000 que va rectificando algunas de sus posiciones de tiempos anteriores: este año ha dado libertad a sus militantes para que acudan o no a los actos, pero sin que el partido político, en tanto que tal, se comprometiera. El resultado ha sido que la mayoría de las bases del partido se han sentido ajenos a las celebraciones.

 

Por lo demás, el foro de España 2000 ha sido extremadamente crítico con el acto en el Valle de los Caídos y muy exacto en su valoración del fracaso de Cantalapiedra.

 

Entre estas dos fuerzas se ha producido una fenómeno inverso:

 

- mientras que DN nace en el ámbito de la autonomía histórica y ha transitado desde ahí hacia convertirse en un grupo cada vez más desdibujado y oscilante,

 

- por el contrario, España 2000 que hasta hace poco ha ocupado el ámbito del patriotismo convencional, se orienta en estos momentos hacia la autonomía histórica y a posiciones estrictamente políticas. 

 

AMBIENTE NACIONAL CATOLICO

 

A nadie se le escapa que buena parte de los afiliados a AES son franquistas o, como mínimo neo-franquistas, además de católicos, y como tales han estado presentes a título personal en el Valle de los Caídos y en otros actos organizados este 20-N… pero a título personal, no como partido político.

 

Otros sectores de este ambiente, como el MCE de Corral se han sumado a las distintas celebraciones.

 

Este sector oscila entre la prudencia de AES y el “paseismo” y “pasadismo” del MCE. Es evidente que la “actitud política” pertenece a los primeros que son conscientes de que con las etiquetas del pasado reciente no puede construirse el futuro.

 

AMBIENTE NACIONAL-REVOLUCIONARIO

 

Si exceptuamos la presencia de algún significativo dirigente del MSR en el Valle de los Caídos, ésta organización se desvincula completa y oficialmente de los actos celebrados el 20-N.

 

En cuanto a la Coordinadora Nacional Revolucionaria que convocó un acto “Por la Reconciliación Nacional” en el Metro Quevedo… no solamente da la sensación de que el acto no pudo ni celebrarse, sino que, además, los propios convocantes han mantenido, ni siquiera se han dignado informar de lo que ocurrió o dejo de ocurrir. Mucho más extraño si se tiene en cuenta que se trata de una “agencia de noticias” sobre el sector. Simplemente se han limitado en el blog media3 a colocar otras noticias sobre libros y presentación de libros –como si convocar un acto y no dar cuenta del resultado fuera lo más normal…- lo que induce a pensar que el acto o bien no llegó a celebrarse o bien fue un fracaso. En cualquiera de los dos casos, no hubiera estado de más informar, aunque solo fuera por respeto a los militantes de este ambiente.

 

Esto es significativo de la situación de este sector NR:

 

- con unos límites mal dibujados.

- compuesto por gente muy joven y con poca experiencia política.

- con unas iniciativas destinadas a “romper esquemas” (esa foto de Franco, Durruti y José Antonio…), más que a “hacer política”.

 

Lo ocurrido este 20-N nos reafirma en lo ya dicho:

 

- que el sector NR no tiene más salida que integrarse en el MSR en donde encontrará gente con experiencia política que evitará nuevas aventuras del estilo de reconstruir algo parecido a BBAA veinte años después.

 

- que la floración excesiva de una veintena de blogs en muy poco tiempo, no es señal de buena salud política… sino de la facilidad para crearlos.

 

Parece que hubo un acto en la Sala Isis y que hubo parlamentos de los que Desinfonacional ha reproducido uno. De la lectura de este parlamento –del que no se dice en principio, quien fue el orador- se deduce que persisten los problemas que hemos intentado debatir desde la apertura de El Caracol: la definición del ámbito NR y sus similitudes y diferencias con lo NS.  Los comentarios que se han colocado después del artículo son significativos del e

 

La sensación es que el ambiente NR que se sitúa fuera del MSR, parece ser más NS que NR… pero desvinculado de los NS históricos.

 

Tampoco estaría de más que ellos mismos aclararan sus posiciones. Por nuestra parte, renunciamos a entender la situación.

 

 

 

 

LA (ANTI) INMIGRACIÓN COMO LEMA POLÍTICO PRINCIPAL.

LA (ANTI) INMIGRACIÓN COMO LEMA POLÍTICO PRINCIPAL.

Dentro de la reflexión sobre los elementos que pueden alumbrar la trayectoria de un futuro partido político, publicamos esta reflexión sobre algunos problemas que derivan de las políticas anti-inmigracionistas. Empezamos considerando la (anti) inmigración como un tránsito de la nostalgia de la postguerra europea, a la política real. para seguir, posteriomrente, con dos "distorsiones" a estas políticas: la "línea hispanoamericanista católica" y el "subjetivismo revolucionario". Creemos que todas estas reflexiones son extremadamente importantes para fijar posiciones y elaborar estrategias posteriores.

 

La (anti) inmigración: de la nostalgia a la política real

De 1947 a 1984 los partidos que podríamos llamar propiamente neofascistas se sitúan en el margen de la realidad política de sus respectivos países, exceptuando algunos momento puntuales del SRP y el NPD, sólo el MSI consigue mantener un nivel de votos visible y permanente situado entre el 4-8%. Esta fase está caracterizada por un fuerte determinismo histórico, son partidos-memoria, su argumentación se refiere siempre a un pasado cercano, sin encontrar ninguna temática actual que sirva de “cuña” para penetrar políticamente en la sociedad. Su crítica política no analiza los problemas de la sociedad actual, sino que plantea una constante dialéctica entre un presente (sobre el que no saben actuar) con un pasado (que nadie puede hacer volver), son partidos-comparación.

En definitiva, estaríamos en una fase testimonial y de repliegue.

Las elecciones al parlamento europeo de 1984 suponen el momento post-quem del movimiento identitario europeo, es el punto de inflexión a partir del cual una serie de partidos europeos, con una herencia ideológica muy concreta pero sin ninguna posibilidad electoral ni acceder a cuotas de poder real, conectan con los problemas reales de amplias capas de la población –que previamente no se reconocían en ellos- e irrumpen con fuerza en las escena política a base de denunciar y presentar soluciones a una problemática que el resto de partidos convencionales se empeñaba en ignorar: la inmigración. Son partidos-solución.

En casi toda la Europa occidental se reproduce este fenómeno, alcanzándose porcentajes de votos del 15%, 20% e incluso 24%, y las consiguientes experiencias de gobierno, municipal, regional e incluso nacional

Estamos un una fase política y expansiva.

Elementos de distorsión para un discurso contra la inmigración.

Como venimos denunciando en este blog, España permanece ajena a este fenómeno de irrupción política, en otras entradas hemos analizado los muchos motivos de esta ausencia, pero creemos necesaria una precisión previa. Damos por admitido que el objetivo es la creación de un partido antiinmigración (de lo contrario la discusión es previa y ajena a este debate), el primer elemento de distorsión grave que nos encontramos es la presencia de elementos y sensibilidades disonantes que podríamos agrupar en dos:

- Hispanoamericanistas católicos. Como ejemplo paradigmático recordamos la intervención de un dirigente de AES en un programa de la televisión autonómica como representante de un futurible partido antiinmigración en España. En su turno de palabra afirmó estar sólo contra la inmigración musulmana, pero a favor de la hispanoamericana de habla española y religión católica.

La argumentación responde a un principio universalista, señalando como definitorios de la nacionalidad a dos elementos accidentales (es decir adquiribles) como son la lengua y la religión. Además de justificar la brutal oleada de inmigración andina deja una pregunta sin resolver, ¿qué pasa si los inmigrantes afro-magrebíes aprenden español y se convierten al catolicismo? Se infiere necesariamente que, para ellos, serían unos “españoles” más. En esta misma línea argumental, tenemos el ejemplo de los guineanos para los que se llegó a pedir la nacionalidad española y a los que en un reciente comunicado de uno de los tantos grupos falangistas se les llama “pueblo hermano”.

Pretender argumentar una oposición a la inmigración desde este paradigma ideológico es una burda contradicción en los términos.

- Subjetivistas “revolucionarios”. Como ejemplo paradigmático tomamos la frase de Socialismo 21 escrita en este blog: “la única identidad que me importa es la que mantiene la idea revolucionaria de comunidades movilizadas en un proyecto sugestivo de vida en común”, sin precisar la naturaleza de esa “idea revolucionaria” ni cómo se determina lo “sugestivo” o no de un proyecto de vida en común.

Curiosamente este argumento, que parece estar extendido entre grupos y personas a las que gusta definirse como radicalmente “antiburgueses” y “antiamericanos”, es el principio de nacionalidad definido por la ideología burguesa durante sus revoluciones y la ideología sobre la que se fundaron los Estados Unidos, cuya independencia (1776) –recordémoslo- es el primer triunfo político de la ideología burguesa, aún antes de la Revolución francesa (1789). La definición de Socialismo 21 es la del melting pot.

Como en el caso anterior estamos ante una concepción universalista, que determina la nacionalidad por factores subjetivos, aleatorios y cambiantes:

¿Qué pasa cuando la “idea revolucionaria” se apaga?

¿Qué pasa cuando el proyecto deja de ser “sugestivo”?

¿Qué pasa cuando las comunidades entran en “fase de desmovilización”?

Por el contrario

¿Qué pasa si las comunidades de inmigrantes participaran de la “idea revolucionaria”?

¿Qué pasa si las comunidades de inmigrantes se suman al “proyecto sugestivo”?

¿Qué pasa si las comunidades de inmigrantes quieren unirse a la “vida en común”?

Según la definición de Socialismo 21, ha de inferirse necesariamente que pasarían a forman parte de la común de la (seudo)identidad

Como en el caso anterior, es imposible fundamentar una argumentación contra la inmigración desde el paradigma de este cosmopolitismo subjetivo.

Es lógico que los defensores de estos dos puntos de vista, se opongan constantemente a la articulación de un partido que tenga como argumento principal la oposición a la inmigración y la defensa de la identidad española y europea, al uso de los que están funcionando en el resto de Europa occidental. También es necesario señalar y prescindir de estos elementos de distorsión para la construcción positiva del mismo.

¿UN PARTIDO ANTIINMIGRACION CREIBLE EN ESPAÑA? CONDICIONES Y PROBLEMAS

¿UN PARTIDO ANTIINMIGRACION CREIBLE EN ESPAÑA? CONDICIONES Y PROBLEMAS
Desde la década de los noventa, se tiene la sensación de que la extrema-derecha española solamente renacera si es capaz de crear un partido al estilo del Front National, es decir, centrado en el tema de la inmigración. Aparentemente, esta posibilidad es estimulante... pero contrasta con la triste realidad. En estos últimos diez años, se han perdido cientos de militantes y cuadros... se han cosechado unos escuálidos resultados electorales y el cacareado partido antiinmigración no ha salido a la superficie definitivamente. vamos a plantear los motivos de este fracaso y las características que debería tener ese partido.

LAS DOS HIPÓTESIS DE LOS AÑOS 90

 

La extrema derecha española en los años 90 trabajaba sobre la base de una hipótesis que se mantuvo hasta finales del milenio, siendo sustituido por la actualmente vigente. Veámoslas:

 

 

1) La extrema-derecha se reconstruirá en base a una escisión del PP, dado que es evidente que el PP es un partido de centro-derecha y que en su interior se encontraban en aquel momento, los restos del franquismo sociológico. Antes o después esa corriente entraría en contradicción con la dirección del partido, se produciría la escisión y… hete aquí que la extrema-derecha volvería a contar con un partido digno de tal nombre.

 

 

2) Dado que la tesis anterior no se confirmó y que la única escisión del PP en los años 90, fue el PADE y, no por motivos ideológicos sino por que sus gentes habían quedado fuera de la distribución de las áreas de poder, se cambió la hipótesis. A partir de 1997-8, cobró forma, especialmente, tras la fundación de DN, que el gran partido de la extrema-derecha española encontraría su caballo de batalla en la inmigración. Esa hipótesis se ha ido extendiendo, hasta ser la única que sustenta la extrema derecha.

 

 

En cuanto a la primera hipótesis todavía sigue siendo defendida por lo que queda del PADE y por AES. La segunda hipótesis es sobre la que se mueven grupos como La Falange (Cantalapiedra), España 2000 o los restos de DN.

 

 

Pero la triste realidad es que ni estas, ni el resto de hipótesis de trabajo menores, han dado el más mínimo resultado. De no ser por Internet, la extrema-derecha española ya habría desaparecido completamente. De hecho, hoy, salvo en algunas festividades señaladas, es completamente invisible.

 

 

POR QUÉ LA EXTREMA-DERECHA NO ARRANCA…

 

 

A estas alturas del drama vale la pena preguntarse porqué la extrema-derecha no ha logrado arrancar como en otros países, a caballo del tema de la inmigración y que esgrimir este tema no le ha permitido avanzar ni un paso. Como siempre en estos casos, no existe una sola causa, sino un racimo de causas. Las enumeraremos brevemente, pero antes conviene establecer una distinción entre:

 

 

a) “Condiciones objetivas”.- son las que dependen de la coyuntura político-social de un país. En este sentido las condiciones objetivas que ofrece España para la creación de un partido de extrema-derecha son buenas y su bondad va creciendo a medida que el tema de la inmigración se va complicando.

 

b) “Condiciones subjetivas”.- son las que tienen que ver con las posibilidades reales de cambio. Para que haya cambio debe existir una tendencia y una voluntad en parte de la población de marchar hacia el cambio. Hay cambio cuando existe un movimiento político que conduce al cambio.

 

 

Así pues, existe una contradicción insuperable:

 

 

- las condiciones objetivas son cada vez más favorables,

- pero las condiciones subjetivas van empeorando progresivamente.

 

 

Está es fundamentalmente la causa por la que la extrema-derecha no logra salir de su situación de depauperación.

 

 

¿CUÁLES SON LAS CONDICIONES SUBJETIVAS QUE FALTAN?

 

 

Si las condiciones subjetivas son las que tienen que ver con el movimiento, valdrá la pena enumerarlas. No es una sino una docena. Helas aquí:

 

 

- Falta absoluta de cuadros capacitados en condiciones de propagar un mensaje político.

- Absoluta inadecuación ideológica de la mayoría de componentes.

- Multiplicidad de planteamientos ideológicos.

- Desconexión completa con grupos sociales que pudieran apoyar sus planteamientos.

- Carencia absoluta de medio de propaganda, revistas o semanarios.

- Posiciones políticas nostálgicas.

- Falta de educación política de las bases.

- Incapacidad para elaborar un programa realista susceptible de acopiar simpatías populares.

- Absoluta falta de liderazgo indiscutible.

- Mediocridad galopante de la inmensa mayoría de cuadros dirigentes.

- Carencia de grupos culturales y de laboratorios de ideas.

- Falta endémica de medios económicos a causa de la poca credibilidad ofrecida.

- Falta de objetivos, estrategia y tácticas, falta de imagen adecuada.

 

 

A la vista de todo, es fácil comprender que cualquier tipo de activismo que pueda realizarse, dentro de este contexto de carencias dramáticas, se diluye en la nada: los afiliados que entran, son compensados por los que se pierden.

 

 

POR QUÉ LA INMIGRACION NO HACE AVANZAR A LA EXTREMA-DERECHA

 

 

La inmigración forma parte de las condiciones objetivas ópticas, en tanto que pertenece a la coyuntura político-social. Existe un problema creciente con la inmigración, que los partidos mayoritarios se obstinan en no recocer y, por tanto, es irresoluble. A partir de 1999 se tenía la sensación de que manejando este tema, las masas acudirían inevitablemente a las formaciones de extrema-derecha con que solo mencionaran el tema de la inmigración.

 

 

Hoy podemos decir que no ha sido así. Que la utilización del tema de la inmigración, no ha producido ningún avance notable y que la gente atraída por este tema, al cabo de pocos meses, se ha retirado al percibir la realidad interior de estos grupos. No es una novedad, también ha ocurrido con cualquier otra excusa, desde los que se declaran católicos y buscan el voto católico, hasta los que se reclaman nacional-revolucionarios y buscan el voto socialista, hasta los falangistas sea cual sea el tipo de votos que buscan. Lo que une a las distintas corrientes de la extrema-derecha es que en todas se dan las condiciones subjetivas que hemos enumerado antes, y, por tanto, sea cual sea el planteamiento… han fracasado. Ahora bien, de todos los temas que puede manejar la extrema-derecha la lucha contra la inmigración es, sin duda la que puede tener más capacidad de penetración entre las masas.

 

 

Vale la pena enumerar las razones por las que este tema, concretamente, ha fracasado, además de las condiciones subjetivas antes citadas:

 

 

- La mezcla de temas: la extrema-derecha, en lugar de concentrar esfuerzos en el tema de la inmigración, lo ha ido difuminando y desfigurando con otros temas de menor calado.

- El carácter nostálgico de algunos grupos: que hace chocar con los intereses de los grupos sociales en principio predispuestos hacia el tema de la inmigración, pero que no entienden ni comparten esos nostalgismos pasadistas. Por ejemplo: La Falange, se ha declarado antiinmigración, pero adolece de falta de credibilidad, el lastre de la “marca falangista” es demasiado grande como para que una población opuesta a la inmigración asuma el resto de la imagen y de las tesis falangistas.

- La degeneración mesiánica de otros grupos y de sus dirigentes, ambiciosos sin dotes de mando, sin capacidad ni prestigio para ejercer el liderazgo ni siquiera en una escalera de vecinos.

 

 

EL GRAN PROBLEMA: LA INMIGRACIÓN Y LA NOSTALGIA

 

 

Inmigración y nostalgia son temas antagónicos. Ya hemos explicado el por qué, pero lo volveremos a resumir:

 

 

- los grupos sociales interesados en la lucha contra la inmigración, son las clases medias modestas y las clases trabajadores.

- la penetración del franquismo en estos grupos sociales fue reducida; estos grupos apoyaron a la izquierda hasta que los ideales humanitaristas y toda la teoría del multiculturalismo, el mestizaje y los derechos de los inmigrantes, hicieron cesar ese apoyo.

 

 

Así pues, ante la posibilidad de apoyar un partido antiinmigración… pero nostálgico, todas estas clases populares se inhiben. No están dispuestas a cooperar con franquistas, falangistas y católicos ultramontanos.

 

 

A todo el problema de la ausencia completa de condiciones subjetivas, se une la imagen nostálgica común a todos estos grupos. En esas condiciones no existe posibilidad del más mínimo avance.

 

 

2006 NO ES 1983. LA EXPERIENCIA DE LE PEN NO ES TRANSPLANTABLE A ESPAÑA

 

 

Quienes incluso en la fundación de DN sostenían que era posible construir en España un partido similar al Front National, tenían razón en aquella época, pero no ahora. Hay que tener en cuenta los siguientes elementos:

 

 

- El FN emerge en 1983, hace exactamente 23 años. En aquel momento todavía no se había producido el colapso de los partidos comunistas. El modelo de partido era el de una formación que partiendo de cero, iba acumulando poco a poco simpatías, militantes y votos, creciendo en cada elección.

- Entre 1983 y 2006 se ha producido el fenómeno que podemos llamar “solidificación del sistema”. Los partidos convencionales raramente avanzan (o retroceden) más de 5% en cada elección. Desde hace una década no existen sorpresas. Ningún partido convencional ha registrado variaciones notables en ningún país europeo. Además se ha producido un creciente absentismo electoral que llega con frecuencia al 50% del electorado. La población cada vez se muestra más divorciada de la clase política y escindida de sus intereses. El sistema de partidos que antes era fluido ahora se ha ido solidificando progresivamente.

- Sin embargo, han aparecido “partidos flash”: no solamente en España (Agrupación Ruiz Mateos, GIL, Ciutadans) sino en Europa (en relación a la inmigración, la iniciativa Pym Fortune, el fenómeno Haider). Partidos monotemáticos y que alcanzan notoriedad con un brusco fogonazo de éxito, beneficiándose de la curiosidad y el apoyo de parte de los medios. Estos partidos, mediante el recurso a un solo tema, logran introducir una cuña en el sistema de partidos e insertarse bruscamente en él mismo.

- En 23 años la sociedad ha cambiado extraordinariamente como para creer que se reproducirá el fenómeno Le Pen. Ha irrumpido Internet, la globalización alcanza todo el planeta, la política y el político es una figura desacreditada, existe un intenso repliegue hacia lo individual, etc. Para colmo, el fenómeno Le Pen es solamente reproducible en la medida en que existe un liderazgo claro. Los elementos que acompañaban al mensaje lepeniano (esencialmente anticomunista y nacionalista), hoy tiene poco sentido, cuando el comunismo se desaparecido y la nación-Estado ya no tiene dimensión suficiente para afrontar el peligro globalizador.

 

 

¿ALGUNA CONCLUSION?

 

 

Varias y por éste orden:

 

 

1) La extrema-derecha española en todas sus fracciones y formulaciones está atravesando una crisis terminal de la que no se salva ninguna de sus componentes.

2) Esta crisis es más acusada en unos sectores que en otros, pero, en general, paradójicamente, la supervivencia de la extrema-derecha depende de su capacidad para transformarse en algo que no sea extrema-derecha.

3) La inmigración sigue siendo la idea-fuerza capaz de movilizar amplias masas populares, siempre y cuando este tema no quede contaminado por temas o evocaciones nostálgicas.

4) El fenómeno lepenista, tenido hasta ahora como modelo, ya no es válido para arrancar un movimiento antiinmigración en España. Es preciso pensar en términos de “movimiento flash” antes de que “partido político convencional”.

5) Las condiciones objetivas de la política española, favorecen la irrupción de movimientos de este tipo. Sin embargo las condiciones subjetivas son ampliamente desfavorables.

6) Así pues, de lo que se trata, es de ir resolviendo, una por una, las carencias subjetivas y preparar la estrategia de lanzamiento de un “partido flash” en el plazo más breve posible.

 

SE ACERCA EL 20-N: MOVILIZACIÓN GENERAL… DE LA NOSTALGIA, EL RECUERDO Y LA AÑORANZA

SE ACERCA EL 20-N: MOVILIZACIÓN GENERAL… DE LA NOSTALGIA, EL RECUERDO Y LA AÑORANZA

La nostalgia en política es una mala compañera y, sin duda, el camino más directo hacia el fracaso en la actividad política presente. Dime lo nostálgico que eres y yo te diré lo rápido que fracasarás. Sin embargo, haber nostálgicos, haylos. Cada vez menos, desde luego, pero siguen existiendo. Cada vez más aislados y desconectados de la realidad, pero algunos quedan. Así que quizás valga la pena -por última vez, eso sí- explicarles el por qué el ejercicio de la nostalgia es incompatible con la política.

 

 

Pregunta: ¿Por qué, en España, no existe ningún partido político antiinmigración?

Respuesta: Por que todos, mezclan la antiinmigración con la defensa del franquismo y de la falange, o bien solamente tienen en perspectiva aliarse con falangistas o franquistas.

Pregunta: ¿Y eso que tiene que ver?

Respuesta: Muy sencillo, por que los grupos sociales susceptibles de recoger el mensaje antiinmigración... no les importa un carajo ni el franquismo ni la falange.

 

¿QUIENES SON LOS NOSTÁLGICOS? UN PERFIL

No es mala gente. Simplemente es gente que mira para atrás. Busca en el ayer, las respuestas y soluciones para aplicar en el presente. Y además practican un culto idolátrico hacia el pasado. Pueden ser extremadamente jóvenes o extremadamente mayores. Entre ellos hay pocos con edades intermedias. Se concentran especialmente en Madrid, unos pocos en Valencia y muy pocos en Barcelona. En el resto de provincias, apenas existen o están reducidos a unas pocas –poquísimas- decenas.

La mayor parte de nostálgicos son franquistas. Eso no es raro, si tenemos en cuenta que un gobierno que duró 40 años, dejó buenos recuerdos en algunos. De esos, la mayoría ya han muerto, pero siempre quedan algunos que, por edad, tienen tendencia a aquello de que “cualquier tiempo pasado fue mejor”. No se les puede reprochar. A según que edades cuesta entender la realidad. Más difícil de justificar la nostalgia entre los jóvenes. Algunos de ellos –pienso en infonacional, sin ir más lejos- son jóvenes de edad, pero, en realidad, son más antiguos que el rodapié de las cuevas de Altamira.

Es significativo que no exista ningún partido franquista. El franquismo fue algo tan polimórfico y variopinto que resultaría difícil que hubiera podido cristalizar un partido que defendiera sus ideales: el franquismo fue falangismo, fue nacional-catolicismo, fue opusdeismo, fue desarrollismo… no hubo una forma de franquismo, sino muchas y diversas, en ocasiones, incluso, contrapuestas.

Existen otro tipo de nostálgicos que se refieren a una de las corrientes ideológicas que alimentaron al franquismo en su primera etapa, los falangistas. Antes de la guerra los falangistas eran pocos y sin gran influencia en la sociedad. Falange solamente experimentó un crecimiento endiablado a partir del 18 de julio. Así que, necesariamente, hay que suponer –y la lógica no juega a favor de los falangistas de izquierda- que esto se debió a la bonanza de la época… generada por el alzamiento franquista.

Si bien los franquistas se extinguieron como corriente política cuando Blas Piñar disolvió Fuerza Nueva, los falangistas han persistido en seguir configurándose como partido político, más por cabezonería que por la posibilidad de avanzar unos centímetros. De hecho, sería difícil encontrar otro partido que desde la transición, experimentara un retroceso sostenido, sin alterarse lo más mínimo y sin que ni sus cuados ni dirigentes experimentaran la necesidad de renovar algo. Al parecer es el fatum de la Falange.

¿CUAL ES LA TEMPORADA DE LOS NOSTALGICOS?

Los nostálgicos son raras avis, la mayor parte del año permanecen en vida latente, como hibernando, pero cuando empieza el mes de noviembre parece como si recobraran los bríos evidenciados el año anterior. Su temporada es el otoño-invierno. Por una suerte de fatalidad –y con alguna ayudita por parte del marqués de Villaverde- Franco fue a morir el mismo día en que 38 años antes había sido fusilado el fundador de la Falange. Todos los grupos nostálgicos, aprovechan en ese momento para salir a la calle y conmemorar ese doble evento.

La inercia alcanzada cada 20-N sigue hasta el final del invierno. Pero, a decir, verdad, antes de la semana santa, las constantes vitales ya han vuelto a descender a mínimos, incluso hasta el punto de plantearse si verdaderamente en esos cuerpos sigue existiendo vida. El 18 de julio se experimenta un leve revival seguido por un nuevo e inmediato estado de latencia que durará hasta… noviembre.

Hubo un tiempo en el que los falangistas conmemoraban el día de la fundación de la falange, el de la muerte de Matías Montero, el de la unificación de la falange. Hoy, la mayoría de estas fechas han sido olvidadas por el falangismo.

Así pues, este mes estamos en pleno tiempo de nostalgias.

¿QUE SE LE PUEDE DECIR A UN NOSTALGICO?

Lo antiguo no es nostálgico. Parece un contrasentido, pero tiene su lógica. Mirar una pintura de Altamira es contemplar nuestros orígenes. Habitualmente no se tiene nostalgia del pasado, sino del anteayer. Estudiar, admirar o intentar investigar el pasado, es algo normal que no tiene nada con la nostalgia sino con la “pasión”. El arqueólogo alemán Schliemann descubrió finalmente la ciudad de Troya que desde sus lecturas infantiles de la Odisea había cultivado la pasión hacia la ciudad de los Átridas.

La nostalgia es otra cosa de mucho menor calado. Es una adhesión emotiva y sentimental hacia el pasado inmediato. Lo que hemos llamado el “anteayer”. Los nostálgicos que experimentan una necesidad de justificar sus actitudes –pocos en realidad- aluden a la “fidelidad hacia el pasado” en el caso de los franquistas y en por lo que se refiere a los falangitas, la mayoría opina que las soluciones políticas al presente se encuentran en las obras completas de José Antonio.

Y este es el problema. Que estamos instalados en plena irracionalidad y en plena emotividad. Lo cual no es, en principio, reprobable. Somos animales racionales, pero los instintos tienen un peso determinante en la ecuación humana. Alguien, racionalmente, puede “saber” que ni el franquismo, ni la falange, volverán nunca más a ser una corriente con peso en la sociedad española… pero eso no les impide, sentimental y emotivamente, sentirse próximos al franquismo. Pero éste no es ya el terreno de la política, sino del recuerdo. La política es presente. El recuerdo es pasado. No hay espacio para el recuerdo en la política. La política es el día a día.

La nostalgia olvida siempre que:

- la historia se ha acelerado, cada vez aparecen situaciones nuevas y problemas sin precedentes a los que es preciso dar respuestas que no pueden estar lastradas por las fórmulas del anteayer.

- la nostalgia conduce siempre a algún tipo de dogmatismo o de exaltación irracional: “Franco resucita, España te necesita”, o este otro de “Ayer, hoy y siempre: nacional-sindicalismo”.

- la nostalgia empantana en eternas discusiones sobre el pasado que impiden abordar los problemas reales del presente.

- la nostalgia a fuerza de refugiarse en el anteayer, impide comprender el presente y llegar a encontrar soluciones válidas a problemas de hoy.

- la nostalgia cuando se expresa en el terreno político, lleva siempre a la esterilidad. Ninguna solución política del ayer, ha revivido en el presente, nunca.

- la nostalgia es el camino más directo para fracasar. Contra más nostálgico es un movimiento más posibilidades tiene de ser irrelevante.

¿QUE OCURRIRÁ ESTE 20-N?

Relevante no ocurrirá nada. Una prolongación de lo que ha ocurrido en los últimos 15 años. Unos pocos miles –acaso cientos- de personas, participarán en los actos, se saludarán porque hace un año que no se ven y volverán a sus casas para volver dentro de un año a seguir los mismos rituales que éste.

Como se sabe, el gobierno ZP crea el señuelo de la “memoria histórica” para evitar que, a fuerza de mirar al pasado, se evite valorar su nefasta gestión del presente. Este año, los actos nostálgicos en el Valle de los Caídos pueden tener algunas consecuencias pues el gobierno ha declarado –hace algunos meses- que la nueva legislación sobre el tema impediría cantar el Cara al Sol. Así pues, subsiste una sombra de duda sobre lo que ocurrirá allí. Es evidente que los distintos grupos nostálgicos carecen de fuerza suficiente para echar un pulso al gobierno. Por nuestra parte, solamente nos queda recomendar prudencia a los nostálgicos que quieran honrar a los caídos. Y realizar un último recordatorio: la nostalgia está reñida con la política. Sé nostálgico y ejerce como tal, pero sé consciente de que eso no es hacer política, es ejercer el noble arte del recuerdo. La política es otra cosa muy diferente. Política es dar soluciones nuevas a problemas de hoy. Es vivir el presente y demostrar la intención de rectificar el futuro.

¿Un último comentario? Si te lo exigen tus vísceras, ejerce el recuerdo, la nostalgia y la añoranza desde fundaciones y círculos culturales, no desde partidos políticos o presuntos tales.

 

RESPUESTA A RAMÓN BAU: EL PROBLEMA DE LOS OBJETIVOS

RESPUESTA A RAMÓN BAU: EL PROBLEMA DE LOS OBJETIVOS

Nos han remitido un post enviado por nuestro amigo Remón Bau al foro Disidencias, sobre el que nos gustaría realizar algunas precisiones que consideramos fundamentales, dentro de la iniciativa de clarifiación asumida por El Caracol. Creemos que las reflexiones que nos ha suscitado la lectura del post de Ramón Bau, pueden servir como excusa para plantear algunas ideas en positivo. Así que allá vamos con el mismo énfasis constructivo que ponemos en las polémicas con nuestros amigos. Estamos dispuestos a ampliar esta polémica todo lo que sea necesario.

 

EL TEXTO DE LA INTERVENCIÓN DE BAU.

Reproducimos el post de Bau en Disidencias para que el lector tenga claro de lo que estamos hablando:

“El objetivo de un Partido NS y NR no es 'llegar al poder', sino cambiar al Hombre, implantar una Concepción del mundo distinta, por eso no tiene sentido 'llegar al poder' si no se hace bajo un programa ideológico y una capacidad de cambiar la sociedad.

Los partidos del sistema solo pretenden llegar al poder porque la sociedad YA tiene su sentido del mundo, sólo necesitan el poder para 'su' partido, pero esa no es nuestra meta.

Por eso en la fase actual de la sociedad no hay lugar aun para un 'partido NS' (ni creo que NR) como tal en el sentido de 'llegar al poder', sino como 'camino' para aporvechar en un momento dado posibilidades de difusión y de formación, de mentalizar a ciertos ambientes, en fin de seguir un proceso mucho mas largo y no la mera búsqueda de cargos, poderes o lugares sin poder cambiar la sociedad y su mentalidad.... si hoy me regalaran el poder, Jefe de Gobierno, sólo el cargo, el poder sin mas, lo devolvería. No tenemos gente para hacer nada serio por ahora. Antes de 'tener poder' hay que ser capaz de manejar ese poder con gente y ambiente social adecuado.

Por eso la lucha de 'Partido' es distinta para mí en nuestro medio que lo 'normal' en el sistema”.

Hasta aquí el texto de Bau, vamos a intentar realizar algunas apostillas.

EL PROBLEMA DE LOS OBJETIVOS

Se nos ocurre una primera observación a la frase con la que Ramón abre su intervención: “El objetivo de un Partido NS y NR no es 'llegar al poder…,”.

A esto cabe decir:

- Un “partido político” por definición tiene como único objetivo, la lucha política.

- La esencia de la lucha política es la conquista del poder o de fracciones del mismo.

- Un “partido político” que renuncie a la conquista del poder no puede ser partido, sino que se adapta mejor a la estructura de un círculo cultural, una fundación, un laboratorio de ideas.

Es importante ser precisos en este tema: a lo mejor, se tienen opiniones políticas, pero no se está dispuesto a ejercer acción política. En este caso no cabe hablar de “partido político NS o NR”, sino de cualquier otra cosa. El problema sobreviene cuando no se tiene clara la distinción entre “partido” (para hacer política) y “no partido (para hacer cualquier otra cosa, salvo política). No tengo la menor duda de que si el destino de un partido no es llegar al poder… eso no es un partido. Berenjena, quizás, hornillo de camping gas, posiblemente, pero no partido.

Ramón añade luego: [el fin de un partido NR o NS] es “cambiar al Hombre, implantar una Concepción del mundo distinta, por eso no tiene sentido 'llegar al poder' si no se hace bajo un programa ideológico y una capacidad de cambiar la sociedad”.

También aquí hay que ser preciso. Por el momento, los únicos que tienen posibilidades de “cambiar al Hombre” son los ingenieros genéticos en sus proyectos de mutar o clonar ADN. Hay algo inmutable en la naturaleza humana: el hecho de la muerte, esa muestra de conservadurismo humano que se resiste al cambio. Lo que puede cambiar es el estilo, es la visión del mundo y son los valores, es decir, los factores culturales que pueden mutar en un sentido o en otro. Y en este sentido:

- Es positivo todo lo que nos acerca a nuestra autenticidad originaria, propia de nuestro pueblo y de nuestra etnia.

- Es negativo todo lo que nos aleja de esa autenticidad y nos hace asumir valores propios de otros climas y de otros grupos étnicos.

Una sardana es una sardana, danza identitaria, como una jota es una jota, y marcarse una samba es hacer gala de un infumable sentido musical, dignísimo para un carioca, pero que indica el pésimo gusto de un europeo atraído por ella. Está claro dónde está “lo nuestro” y que marcha hay que emprender: hacia la recuperación y afirmación de nuestro patrimonio indo-europeo. Ahora bien…

Los cambios en la percepción cultural de un pueblo solamente pueden darse en negativo a través de un proceso de degeneración cultural –el mestizaje, tan de moda hoy- y suelen ser rápidos: descender rodando por una montaña es mucho más simple que ascender por ella. No en vano el sky es un deporte de moda y el alpinismo una práctica extremadamente minoritaria. Desde Evola existe una metafísica de los deportes de invierno…

Ahora bien, los cambios de percepción cultural en positivo, solamente pueden darse en minorías muy exiguas y no existe siquiera garantía de que sean cambios duraderos, tan solo expresan realidades puntuales en la vida de cada individuo. He visto “camaradas” que han pasado de CEDADE, al FNJ, de ahí a la masonería, de la masonería a CiU, de CiU a PSC y, seguramente, su evolución seguirá por siempre jamás. No es el único, los hay que se mueven más que la fecha de nacimiento de Ana Obregón.

Por eso, cuando Ramón escribe: “por eso no tiene sentido 'llegar al poder' si no se hace bajo un programa ideológico y una capacidad de cambiar la sociedad”, comete un error. El planteamiento correcto es justo el contrario:

- Los grandes cambios, las grandes mutaciones sociales, culturales y de visión del mundo, solamente pueden realizarse, desde el poder.

- La conquista del poder no es un fin en sí mismo, sino el medio para alcanzar un fin… y ese fin es la transformación de las relaciones de poder, de las estructuras de poder y de las concepciones de los pueblos.

- La conquista del poder es la garantía de la revolución y no al revés, puesto que sin poder no hay revolución, es decir, no hay posibilidades reales de cambio en ningún terreno.

Todo esto nos lleva nuevamente a considerar que el destino de un partido político es la lucha política cuyo fin es la conquista del poder. ¿Conquista del poder? Si, la conquista del poder, pero no como un fin en sí mismo, sino como un medio para alcanzar un fin: y ese fin es la transformación de la sociedad. Se da por supuesto que la transformación de la sociedad, implica, así mismo, el cambio en la escala de valores de la que se alimenta esa sociedad.

Antes de seguir es preciso fijar una idea. En las actuales circunstancias –y durante todo el tiempo que persistan- no existen más formas de aproximarse al poder, o alcanzar a controlar algunas parcelas del mismo, que descender al ruedo de las competiciones electorales.

Y esto implica conocer y aceptar las reglas del juego. Por que para participar en una competición hay que seguir las reglas. El desconocimiento de estas reglas, implica fracasar, inevitablemente. Si se aceptan, en cambio, el fracaso no es el destino necesariamente inevitable…

Se nos ocurren algunas de estas reglas del juego:

- La primera regla a tener en cuenta es que en una competición electoral el producto a vender es un “programa”, no una ideología.

- La ideología es algo demasiado complejo para creer que las masas pueden asumir algo por el estilo. El programa, en cambio, debe responder a las necesidades de las masas y ser asumible por ellas.

- La segunda regla del juego es elegir un “target” (objetivo) sociológico que pueda entender, compartir y asumir el mensaje como propio.

- La tercera regla que la imagen sea asumible por las masas y no implique lastres innecesarios.

- La cuarta conocer las modernas técnicas de propaganda de masas.

- Finalmente, que quienes asumen la lucha política tengan claro cuáles son sus objetivos, su programa y su estrategia y tengan una alta moralidad que excluya la posibilidad del choriceo vil tan habitual entre la clase política.

EVITAR LA MARGINALIDAD, EVITAR EL ESPIRITU DEL OUTSIDER

Ramon afirma acto seguido: “Los partidos del sistema solo pretenden llegar al poder porque la sociedad YA tiene su sentido del mundo, sólo necesitan el poder para 'su' partido, pero esa no es nuestra meta.

Los partidos del sistema, en realidad, son más inmorales que hacerle una inspección fiscal a los Reyes Magos, especialmente a Baltasar que, al parecer, maneja mucho dinero negro. El error de Ramón consiste en pensar que la sociedad política refleja la realidad de la sociedad en general. El Caso Marbella con la ira popular desatada con la Operación Malaya, el 50% de absentismo en Catalunya más su cuota del 3% de nulos y abstenciones, más los distintos movimientos antipartido que han irrumpido en las últimas elecciones, son significativos de que existe una rotura cada vez más pronunciada en la clase política y la sociedad. Y es importante advertirlo porque es sobre esa sociedad sobre la que debemos operar.

La sociedad de Weimar no estaba mucho mejor que la actuar: los putiferios, el mariconeo galopante, las fortunas hechas al calor de la especulación, la pobreza, el agiotismo, la desesperación nacional, incluida la centrifugación que estimularon los aliados en los primeros tiempos de la posguerra, el bolchevismo, las frustraciones de entonces implicaban una verdadera crisis. ZP al lado del canciller Cuno, tan estigmatizado por Hitler, o Llamazares junto a Thälman y sus milicias rojas, parecen pura chirigota; Rathenau podía dar lecciones a Rajoy. La Alemania de Weimar estaba más rota que la camiseta del “increíble Hulk”. Y salió adelante. Hitler supo apoyarse en determinados grupos sociales y vender un programa creíble de reconstrucción nacional.

La cosa es mucho más compleja, por supuesto, y entran muchos más factores. No hay nada nuevo bajo el sol. Otros han pasado por los mismos tiempos de crisis que nosotros vivimos hoy. Quizás la diferencia estribaba “solamente” en que hoy existen menos “fuerzas vivas” con formación y capacidad suficiente para remontar la crisis. Pero también aquí existen oscilaciones que impiden ser completamente pesimistas. Cada vez existe más respuesta social contra las toxicomanías, contra la corrupción, contra el terrorismo, contra la partitocracia, contra la especulación, contra la inmigración masiva, contra el cambio climático, contra el medio ambiente, … que nosotros sepamos o no aprovecharlo, es otra historia, pero que esta respuesta está ahí, me parece evidente.

El considerarse como algo radicalmente diferente a todas las fuerzas políticas, el “nosotros solos contra el universo”, el no hay nadie más que nosotros que pensemos así, el considerar que somos algo radicalmente diferente a todo y que nuestros ideales son, algo así como propios de extraterrestres, me parece un grave error de percepción que tiende a una progresiva marginalización de nuestro ambiente y de nuestras ideas.

En el ritual de admisión del Grado de Aprendiz del Rito Escocés Antiguo y Aceptado de la masonería, le preguntan al candidato que permanece con los ojos vendados si cuando le quiten la venda, estará dispuesto a perdonar a algún eventual enemigo que pueda aparecer entre los presentes. Cuando le quitan la venda, el oficial de Logia le dice: “Tu enemigo está detrás de ti”. Cuando se vuelve, ve su imagen reflejada en un espejo que sostienen dos Maestros Masones… perífrasis simbólica que nos lleva a reconocer que nosotros somos el peor enemigo de nosotros mismos. No es que seamos marginales, no es que estemos hablando en chino, es que nos sentimos outsiders, incapaces de insertarnos en cualquier juego político. La moral del perdedor, nunca ha sido la mejor moral antes de entrar en combate.

¿IDEOLOGIA? ¿PERO NO HABÍAN MUERTO LAS IDEOLOGÍAS?

Ramón tiene tendencia a aludir a la “ideología” NS o NR. Haría falta definir esta última, dando por sentado que existe y que oscila entre Chávez, el Zapatismo, el Ché, el Vietcong, los palestinos y demás lindezas y todo lo contrario. Personalmente, he terminado por considerar a “lo NR” como algo, como mínimo, tan raro como unas bragas con tirantes. En cuanto a la ideología NS, cabría decir que es el producto de otro mundo completamente dierente al nuestro, inspirado por:

- el romanticismo alemán y las corrientes völkisch

- el mito del retorno a la naturaleza

- la generación del frente y de los freikorps, eternos adolescentes e inadaptados a la vida en tiempos de paz

- el producto de la mentalidad vindicativa surgida de la “puñalada por la espalda”

- el rechazo a Weimar y a su sistema inestable, acomplejado y empobrecedor

- el antisemitismo inherente a la sociedad germana de la época

- la frustración nacional por la guerra perdida

- el militarismo prusiano

- la efervescencia activista de la época común a derechas e izquierdas

- la existencia de una generación en la que no faltaban las personalidades geniales

- la época del cesarismo

De todo esto no queda absolutamente nada o muy poco, en consecuencia, aparte de la fidelidad que podamos tener a los ideales que defendimos en los mejores años de nuestra vida, es rigurosamente necesario reconocer que hay vías cerradas, no solo para la lucha política, sino también para la lucha cultural y para cualquier otra forma de lucha que se pretenda hacer con la etiqueta NS. Ninguna doctrina militar aconseja emprender batallas perdidas por anticipado. Como el chiste aquel de “me gusta jugar y perder” ¿y cuando ganas? “debe ser la hostia…”.

Diferente es que, a partir de lo NS –mucho más concreto y coherente que lo NR- puedan establecerse grupos homogéneos de trabajo y, sobre todo, laboratorios de ideas. De hecho, es sorprendente constatar como los medios falangistas han generado pocas ideas a partir del fusilamiento de José Antonio, mientras que los medios NS reconvertidos han mostrado una exuberancia creativa, en ocasiones de altos vuelos. Así pues, lo NS es una base referencial lo suficientemente amplia para desarrollos ulteriores, a condición de qué:

- se reconozca que la práctica política NS es inaplicable en el siglo XXI y que la aplicación estricta de esta doctrina conduce al aislamiento político.

- se evite la reclusión dentro de las polémicas de reivindicación de la memoria histórica y se deje esta actividad para profesionales de la historia.

- todo esto pueda contrapesarse con un esfuerzo creativo e imaginativo del que ya han dado cuenta distintos medios NS en toda Europa en los últimos cincuenta años.

Pero, además, existe un problema añadido.

Las ideologías nacen a mediados del siglo XIX y mueren en el comienzo del siglo XX.

¿Qué es una ideología? Un esquema interpretativo de la realidad. ¿Qué problema hay? Que la realidad siempre discurre a mucha más velocidad de lo que las ideologías son capaces de interpretarla. Una ideología es un esquema rígido –y, por tanto, antihistórico- que queda pronto superado por el decurso de la historia. A partir de ese momento, las ideologías atraviesan un momento en el que, primero, hacen encajar la realidad con el esquema ideológico, a martillazos. En segundo momento, la ideología ya no puede retrasar su caída y, un buen día, sin saber por que entonces y no hacía veinte años, se cae como una cáscara muerta, sin vida. Eso mismo le ocurrió al marxismo un buen día a principios de los 80: bruscamente, los intelectuales dejaron de creer en el marxismo. La noticia, me cogió follando en un pajar, a pesar de que había estado predicando que el marxismo era una ideología más demodé que Naranjito en Dolce&Gabanna.

Allí donde desparecen las ideologías, surgen las concepciones del mundo y se descubre la vida misma.

- Las ideologías son sistemas cerrados que pierden coherencia en el momento en que se altera alguno de sus parámetros.

- Las concepciones del mundo, en cambio, son sistemas abiertos, adaptables a una realidad cada vez más cambiante, en la que sólo el núcleo de referencia es inamovible.

El núcleo de referencia de lo NS es identitario y etnicista, presupone un estilo de vida arraigado en un aspecto de la tradición indo-europea, la nórdico germánica, con su ética del honor, su vocación heroica, la vida como búsqueda, la austeridad como principio y la necesidad de enlazar con la propia autenticidad (el “ser uno mismo”). Todo lo demás es accesorio y superfluo derivando en buena parte de los anteriores principios. El concepto de Feder de lucha contra la servidumbre del interés, las políticas sociales, son derivaciones directas de la visión del mundo NS, pero no lo esencial en el siglo XXI y, en cualquier caso, no esencial hoy… en tanto que inaplicable.

ALGUNAS CONCLUSIONES A TENER EN CUENTA

La esencia de la lucha política consiste en entender el mundo primero para operar su cambio después. El razonamiento lógico correctos es:

Premisa mayor: “El mundo moderno precisa soluciones nuevas a problemas de hoy”

Premisa menor: “Yo dispongo de algunas soluciones y de imaginación”

Conclusión: “Luego yo puedo operar para alterar el sentido de la modernidad”

Tal es el planteamiento “político” correcto. Ahora bien si se parte de un punto de vista inverso, hay poco que hacer:

Premisa mayor: “yo pienso como NS”

Premisa menor: “el mundo moderno está muy alejado de lo NS”

Conclusión: “mi pensamiento no puede operar en la modernidad”

El segundo es un razonamiento fatalista, propio del que se siente vencido, mientras que el primero responde a las cualidades que siempre han acompañado a nuestros linajes indo-europeos.

Creo que la vía política no está completamente cerrada. Está cerrado para los que intentan aplicar los mismos esquemas históricos de hace casi 100 años, sin variaciones, cuando todas las condiciones sociales, culturales, económicas y políticas, son completamente diferentes.

Ramón Bau concluía su post con esta frase “Por eso la lucha de 'Partido' es distinta para mí en nuestro medio que lo 'normal' en el sistema”. No comparto este punto de vista.

No tiene sentido obstinarse en discutir sobre si se está “fuera” o “dentro del sistema”… porque todos, incluso los marginales (todo margen está en la periferia de un sistema) forman parte del sistema. Alguien puede discutir la esencia del capitalismo, rechazarla y condenarla… para acto seguido participar en unas elecciones convocadas por “el sistema”. Debemos desembarazarnos de esta catalogación: no hay “dentro”, ni “fuera del sistema”, hay eficacia o ineficacia, hay avances o retrocesos, hay políticas correctas y políticas inadecuadas, hay capacidad de enlazar con los intereses de la población o incapacidad para asumirlos e interpretarlos: desde el momento en que nos levantamos y nos lavamos los dientes con un dentífrico “del sistema”, compramos un diario “del sistema” y nos informamos, practicamos alguna forma de ocio “del sistema”, y follamos con un preservativo comercializado por el “sistema”, coño, eso implica que somos “del sistema” y, si para colmo tenemos un trabajo “normal”, cotizamos a la seguridad social y el producto de nuestro trabajo lo colocamos en el “mercado”, obteniendo un rendimiento que destinamos a comprar productos de consumo, para colmo utilizamos automóvil, consumimos gasoil o incluso biodiesel del surtidor de al lado, tenemos un móvil y conexión a Internet… ¿me quieres decir que significa, ante todo esto, el declararse “fuera del sistema”? Pura irrealidad: una cosa es la voluntad de “estar fuera” y otra la realidad de que no hay oxígeno mas allá de los altos muros del sistema. Todos estamos en “el sistema” por mucho que queramos lo contrario, salvo los que están más perdidos que el Arca de Indiana Jones…

 

MAXIMALISMO ANTIIDENTITARIO, MINIMALISMO EN RELACIÓN AL TERCER MUNDO

MAXIMALISMO ANTIIDENTITARIO, MINIMALISMO EN RELACIÓN AL TERCER MUNDO
Los han recomendado él artículo de A. Gonzalez titulado “No permitir que la bandera identitaria caiga en manos etnicistas”, aparecido hace unos meses en el blog “Orientaciones”. La idea del artículo es que existe una diferencia entre lo identitario y lo etnicista, es más que “lo verdaderamente identitario” debe ser antietnicista, porque el etnicismo es “occidentalismo”. Así pues, el gran reproche, a la postre, sería que los “identitarios etnicistas” serían proyankis, una posición que el autor percibe como demasiado tosca y prefiere llamar “occidentalista”. Al término de la respuesta hemos incluido el artículo A. González.

¿ANTIYANKIS? SI, PERO SIN PASARSE…

Está bien eso de ser antiamericano… solo que, de tanto en tanto, la cuerda del antiamericanismo está demasiado tensa y se vive en plena paranoia antiamericana: cualquier cosa que no sea un explícito “yankis no, ayer, hoy y siempre” y aquel otro de “allí donde exista un antiyanki, allí habrá un aliado”, y finalmente “todo antiyanki tibio es pro-yanki”, son opiniones subyacentes en el artículo y que no compartimos. Sería difícil encontrar un esquematismo tan simple y superficial.

La obsesión antiamericana parece razonable en Iberoamérica. Pero está hoy fuera de lugar en Europa. Baste simplemente reconocer que los intereses de Europa y de los EEUU son distintos. Baste reconocer que la política de los neo-con y de Bush no es la misma que la de Europa, ni siquiera la de la Unión Europea. Los tiempos de la guerra de Vietnam ya han pasado. El “antiimperialismo” del sesentayocho, es hoy un arcaísmo demodé que incita al bostezo. La guerra de Irak ha sido la última aventura exterior de los EEUU, el imperio ha entrado en decadencia justo en el momento más álgido de su poder. Ahora solo les queda reconocer el fracaso y atravesar la próxima ola de aislacionismo. Lo que ocurrirá, sin duda, a partir del 2008.

Los movimientos iberoamericanos antiyankis son de muy distinto calado, pero, en cualquier caso, responden a lógicas muy diferentes de las que se da en Europa, sin olvidar el carácter demagógico de algunas de esas formas de populismo andino y caribeño, que no intentan otra cosa más que apoyarse en un grupo social mayoritario que les asegure, en unas elecciones democráticas, su ascenso inevitable al poder. Lula en Brasil se apoya fundamentalmente en mestizos y negros, Morales, Humala y el propio Chávez, en los indígenas. A diferencia, eso sí, de Castro, un clásico del stalinismo, amparado por un aparato estatal totalitario y policial, además de en el permanente lavado de cerebro de las masas. Esto sin contar con fenómenos grotescos como el Zapatismo mexicano con un “subcomandante”, con la pipa eternamente encajada entre los labios y un pasamontañas. Cada cual es dueño de identificarse con quien se asemeje más a ellos. Por nuestra parte, no vamos a ser los que defendamos a todos estos exotismos iberoamericanos, por muy antiyankis que sean. Lo antiyanki no justifica la zafiedad.

No estamos en la Guerra Fría, cuando “occidente” simbolizaba la alianza atlántica y el eje euroamericano. No estamos ni siquiera en el período unipolar iniciado con la caída del Muro de Berlín. Ni siquiera estamos en el día después al 11-S. Estamos a finales de 2006, cuando la criminal e irresponsable aventura americana en Irak se está saldando con el más estrepitoso de los fracasos. Con el país más endeudado del mundo, con un problema étnico interior irresoluble, con los ideales de grandeza imperial caídos… ¿verdaderamente hay que seguir manteniendo la tensión “antiyanki” propia de los años 60, en beneficio de exotismo de exotismos tercermundistas de muy escasa solvencia y menor calidad. Por otra parte ¿quién es pro-yanki? ¿los identitarios europeos o el mandatario venezolano que ha cuadruplicado desde que subió al poder las remesas petroleras hacia los EEUU?

Por otra parte, en lo que se refiere a Irak. Los EEUU han sumido al país en un doble conflicto: civil entre sunitas, chiítas y baasistas, desarrollado en el contexto de una resistencia contra el invasor. La retirada americana –cuando se produzca- hará cesar la segunda parte del conflicto, pero no la primera. El hecho de que algunas fracciones del islamismo sean “antiyankis” no implican que sean necesariamente aliadas de Europa. Ni que Europa deba hacer causa común con ellos para acentuar la crisis del imperialismo americano… que, solo y sin ayuda de nadie, ya está en crisis.

No hay que pasarse en este tema del antiamericanismo, más allá de lo que exige la lógica de este momento preciso de la historia. Estamos a finales de 2006. En 2008 no quedará ningún americano en Irak y EEUU estará iniciando una nueva fase aislacionista con ampliando el “decoupling” en relación a Europa. Mucho más peligroso es el estilo de vida americano… pero para atacarlo desde posiciones fuertes, recomiendo la lectura de los textos de Evola sobre este tema: son valores, no países, los que es preciso denunciar.

¿IDENTITARIOS? SI, PERO SIN PASARSE…

A. González va a piñón fijo. Tiene una tendencia exasperante al unilateralismo: yo defino la posición de los otros, “intuyo” lo que otros defienden, leo entre líneas y, finalmente, les ataco en función, no de lo que son, ni de lo que ellos dicen que son, sino de la idea preconcebida que me hago de ellos… Puestas así las cosas, el debate es casi tan imposible como inútil e innecesario. De todas formas, vamos nosotros también a jugar a este juego de las intuiciones.

El autor confunde los movimientos nacionalistas periféricos e independentistas –una forma unidimensional y reduccionista de entender el hecho identitario- con lo que sabe perfectamente que es el sentir de los identitarios etnicistas.

Al referirse a los primeros dice que “no engañan a nadie”… algo cuestionable, habida cuente de que los partidos nacionalistas son mayoritarios en Catalunya y el País Vasco. Así que han engañado, como mínimo a sus millones de votantes. En cualquier caso, el autor lo que desea no es rescatar lo identitario de las manos de los nacionalistas periféricos, sino de los etnicistas, de los que dice que “éstos si que están engañando a todos en dos elementos fundamentales: en su posición ante el sistema y en su oposición al uniformismo y al arrasamiento de las identidades”. A partir de aquí, traslada planteamientos propios de los nacionalismos periféricos a lo que considera identitarios etnicistas. Así que somos un mentirosos irreprimibles… bien.

En realidad, los que A. González considera identitarios etnicistas, mantenemos tres niveles de referencia identitaria: una es la identidad europea, otra la identidad nacional y otra la identidad local o de nacimiento. Este sistema de identidades es suficientemente amplio y elástico como para saber quien somos y tener suficientemente definido las propias “raíces”.

La crítica que podemos realizar a los regionalistas es que se “pasan” en la valoración de lo que representa el haber nacido en un terruño concreto y lo convierten en ariete contra los Estados Nacionales, mientras que “Europa” queda para ellos demasiado lejos como para que les interese algo de lo que podría aportarles una “identidad europea”. Detrás de todo esto, lo que subyace no es un conflicto “identitario”, sino de “nacionalismos”: el jacobinismo es reproducible a cualquier escala y el papel nivelador, reduccionista y uniformizador de las monarquías absolutas, fue sustituido por el jacobinismo propio de la revolución francesa que, con Napoleón se extendió a toda Europa, y, finalmente, instalados ya en el modelo jacobino, se reprodujo a escala regional, cuando las burguesías locales alcanzaron la masa crítica suficiente.

Cuando se hace referencia a “la identidad”, es evidente que cualquier identidad ha surgido de una suma de referencias distintas. Una identidad “pura” no existe. La identidad catalana ha sido formada tanto por la sardana y los castellers, como por los indianos que marcharon a la América Hispana, como con la cultura clásica europea de la que el catalán es una lengua romance. Por eso, es importante distinguir los tres niveles de identidad que son susceptibles de entenderse y vivirse en proporciones diversas. Lo importante es que se tenga la percepción de la identidad como de algo relativamente amplio y relativamente coherente… suficientemente coherente para poder identificar lo propio de lo extraño. Daremos algún ejemplo.

Lo propio de Europa es el cristianismo, el mundo greco-latino, el sustrato étnico indo-europeo… claro que hay otros elementos, de mucha menor importancia y, por tanto, irrelevantes. El Islam, en cambio, es ajeno a la mentalidad de Europa, aunque existan islamistas en Europa. La lengua árabe es ajena a Europa. El Corán es la ideología del desierto llevada al límite. Es más, el Islam es el culpable del atraso que experimentan los países árabes en todos los terrenos. Europa siempre ha mirado a la estrella polar, no a La Meca. Se lo recordamos al autor por si tenía alguna duda.

¿ETNICISTAS? SI, CLARO…

La profesión de fe que hacemos para abordar este parágrafo es necesaria: “estoy orgulloso de ser Europeo, estoy orgulloso de hablar una lengua derivada del latín, estoy orgulloso de tener el patrimonio antropológico, étnico y cultural que me ha correspondido”… Probablemente si hubiera nacido andino, estaría muy orgulloso de criar llamas y si hubiera nacido en el Caribe, seguramente el candomblé, el ron de la Martinica y la salsa serían lo mío: pero he nacido en Europa y doy gracias a los dioses que existen y a los que no existen, de haberme hecho europeo y de poder sentir cualquier forma de entender las identidades nacionales o locales, como propias o, al menos, como no contradictorias. La llegada del hombre a la Luna, la filosofía platónica, la síntesis tomista, el Renacimiento y las cruzadas, la Reconquista y la defensa de Bizancio y de Viena frente a los turcos, la desintegración del átono, el Hubble, el Airbus… todo esto y miles de episodios como estos, me hacen sentir orgulloso de pertenecer a la comunidad étnica que pertenezco. No sé si sentado bajo un cocotero, esperando que caiga algo, me haría sentir igualmente orgulloso, o si tuviera que adorar a un dios con el culo a 180º de La Meca, me reportaría alguna experiencia mística particular. Cada cual es lo que es y ni entre los seres humanos, ni entre las culturas existe igualdad. Si no amas ni aprecias lo propio, lo tuyo, lo que se te ha dado por herencia, no lo van a apreciar los otros.

La realidad es que “lo semejante se reconoce en lo semejante”. Dime con quien te reconoces y te diré quien eres: si te reconoces con movimientos tercermundistas, con la última originalidad surgida en el culo del mundo… no hace falta definir más las pautas del debate. Estás en otro “rollo”, colega. No vale la pena seguir discutiendo.

Por eso, cuando el A.González afirma: “hay que preguntarse, en primer lugar, el porqué y para qué sirve todo su discurso de defensa de las identidades. Y en segundo lugar, qué toman por identidad defendible”. Ya hemos contestado a lo segundo: existen tres referencias identitarias y no vale la pena extendernos aquí más. En cuanto a lo primero, lo grave no es responder, sino plantear la pregunta: ¿Qué para qué sirve? Hombre, ¿para qué coño va a servir, para qué puede servir…? pues para algo tan simple como tener referencias que indiquen quien eres, qué es “lo semejante” a ti, para definir tu escala de valores, para ser fiel a tus orígenes, para tener “raíces” y estar bien anclado en ellas. Ignora tus raíces e ignorarás quien eres y cuál es tu comunidad. No te extrañe si acabas postrado hacia La Meca y tienes como grandes referencias al Ché, a Subcomandante Marcos, a Chávez o a Castro…

Pertenecemos a un grupo étnico y en tanto que miembros del mismo, lo menos que podemos ser es fiel a nuestras raíces. Lo peligroso de un planteamiento así sería negar los avances científico-técnicos, persistir en un mundo romántico e ideal, arcaico, y de presentarlo como superior a cualquier otro. En absoluto: se trata de tener los pies en la tierra, en las raíces, y la cabeza en el cielo, en los avances de la civilización. Eso es ser arqueofuturista, sin más complicaciones.

Recordar como aquel humilde soldado que fue Miguel de Cervantes, enfermo y agotado por las fiebres pidió estar en el esquife de la galera capitana en Lepanto, no es folklore: es nuestro pasado. Y no se discute: se asume o se rechaza. Discutirlo, ya es rechazarlo. Y hay que ser quisquilloso para pensar que esto lleva a posturas racistas. Mi identidad no es la de un moro. Amo mi identidad. No me interesa valorar la de la morería. Por eso, tiene muy poco sentido la frase que añade A. González refiriéndose a lo que llama identitarios etnicistas: “[sus discursos están sirviendo] para justificar y defender la supremacía de este sistema plutocrático, del “pensamiento único” famoso y sus mecanismos de poder político, social, económico e ideológico y, de paso, y por supuesto, el “status” material privilegiado de los componentes del primer mundo: un nivel económico conseguido por motivos históricos, coyunturales, y no por méritos de las poblaciones o generaciones actuales”… cualquier cosa para evitar que “lo europeo” pueda dar la sensación de que es superior. Se trata de criminalizar y denigrar a Europa, se trata de presentarla como un burdel degenerado y vicioso que practica la exclusión contra los “pobres del Tercer Mundo”.

Vamos a hablar claro, por aquello de oponernos al pensamiento único: las razas andinas tienen otros rasgos antropológicos completamente diferentes a nosotros, como los africanos o cualquier otra raza. “Los motivos históricos, coyunturales” a los que alude A. González, que han hecho de TODOS los países desde Marruecos a Afganistán, focos de miseria, son históricos y estructurales. Y tienen un nombre: el Islam. Si Europa, ha avanzado es porque ha sabido situar al fenómeno religioso en la dimensión personal que le es propia. La omnipresencia del Islam en las sociedades árabes es la garantía más segura de su postración por siempre jamás. Bastante tendrían que agradecer que el Primer Mundo haya descubierto las utilidades del petróleo, porque, de lo contrario, todo el mundo árabe sería un gigantesco y total Afganistán.

El artículo en esta parte destila ideología tercermundista mucho más que “tercerista”: culpabilizar a Europa de todo lo que ocurre en cualquier parte del mundo, especialmente en los países árabes y andinos. Generar un complejo de culpabilidad en las “generaciones actuales” de que tienen lo que no merecen y que no han hecho nada para merecerlo… No es así. Nuestros hijos, trabajan, estudian y se esfuerzan. Pueden agrandar el legado o dilapidarlo… no importa, siempre habrá alguna generación, antes o después, que prosiga la obra. Thiriart decía que llevamos las Termópilas en los genes. Las herencias genéticas son lo que son. Renunciar a ellas es como si Tarzán renunciara al taparrabos y a andar de liana en liana y pillara un trabajo de reponedor en un super. No sería Tarzán, claro. No tengo una percepción tan mala de las nuevas generaciones de Europeos. La joven Europa no es solamente la del botellón.

¿NO PERMITIR QUE LA BANDERA IDENTITARIA CAIGA EN MANOS ETNINISTAS? OZÚ…

Por definición todo lo identitario es, más o menos, etnicista. Lo que A. González pretende sería algo así como decir “No permitir que la levadura caiga en manos del pan…”. Perdona, pero es que la levadura forma parte del pan. Otra cosa es si al interesado le encanta el pan sin levadura que consumen los árabes. Pero esa es harina de otro costal.

El autor es un hombre de poca fe: no cree que los identitarios etnicistas sean sinceros cuando manifiestan que el preciso oponerse a la globalización y que solamente en la defensa de los distintos niveles de identidad pueden encontrarse argumentos suficientes para hacerlo. Cree que eso es “engañar” y que, en el fondo, quienes dicen esto, son tan taimados, que, en realidad, lo que están haciendo es favorecer “a Occidente” (porque ni siquiera tiene el valor de decir “a los yankis”). Cree que absolvemos a “Occiente” de sus pecados (esos pecados son liberalismo, socialismo, consumismo y que según el autor deberíamos de denunciar obsesiva e insistentemente) y que todo lo que no es Occidente es puro y tiene un destino inmerecido. Cree que es “Occidente” quien destruye el hábitat y realiza todas las barrabasadas que se cometen en el planeta (lo cual es literalmente falso y mendaz). Añade: “Por eso que no espere nadie críticas sostenidas a la lógica del capitalismo, ni nada por el estilo, sino incitaciones de odio a otros pueblos, incurriendo en la mayor de las contradicciones, porque si dicen defender las identidades de los pueblos y los hechos diferenciales entre culturales ¿porqué siempre se descubren odiando otras identidades y criminalizando justamente esos hechos diferenciales?”. Si, hombre, si, claro que se critica al capitalismo, y a todo lo que merece ser criticable, incluida la partitocracia, la plutocracia y el botellón… pero no hace falta ser obsesivos, unidimensionales, reduccionistas y, sobre todo, aburridos: también el reduccionismo anticapitalista es rechazable, sabes.

Mire usted, joven: yo amo mi identidad… que un mauritano ame la suya, que yo bastante tengo con la mía. Pero, sobre todo, que no vengan a mi país a dar pol culo. ¿Lo quieres más claro? Repito el mensaje: el problema identitario es muy fácil de resolver: lo semejante se reconoce en lo semejante, si tu no te reconoces en los valores de Europa, es tu problema, pero lo que yo no quiero es que la inmigración masiva desfigure mi identidad, ni que los bobos ilustres que ponen el culo ante el turco, no sacrifiquen mi identidad ni enseñen supersticiones del desierto en nuestras escuelas; quiero que otras identidades ligadas a otros ámbitos geográficos, permanezcan en esos hábitos geográficos haciendo lo que les de la puta gana, esperar debajo de un cocotero, aserrar el cocotero o construir una grúa para subir al cocotero. Me la trae, literalmente, floja. No es mi problema. No es mi identidad. Yo sé cual es mi identidad. ¿Tienes claro cuál es la tuya?

Por el mismo precio que tu dudas de que otros sean antiglobalizadores, yo podría insinuar que tú eres la quinta columna de una formidable conspiración de inadaptados islamistas nacidos en Europa pero que no se reconocen en la identidad europea, ni en su identidad nacional, ni en la identidad de su terruño. Como los judíos disidentes de la sinagoga –desde Marx hasta “Krusty el payaso”- que, al carecer de identidad al haber renunciado a su religión, se convierten en elemento más disolvente estén donde estén, aspirando a que, como ellos, nadie tenga identidad. Ironizo, claro. ¿Por qué tú no serás islamista, claro?

Una conclusión. Si; que a la hora de afinar el instrumento ideológico en el sentido que sea, ni se tense demasiado ni se deje muy suelto. La sabiduría reside en la justa medida: tanto en la posición en relación a los EEUU, como en relación a la propia identidad y a la de los otros. El maximalismo del artículo de A. González en la crítica a los “identitarios etnicistas” y el minimalismo que muestra a la hora de enjuiciar a las experiencias del tercer mundo, es suficiente elocuente, de que está en cualquier sitio, menos en el justo término.

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Reproducimos a contibuación el texto completo del artículo de A. González: 

 

ORIENTACIONES

No permitir que la bandera identitaria caiga en manos etnicistas

A. González

En las últimas décadas, diversos grupos y tendencias han ido aparecien­do en escena para proclamar su rechazo frontal al avance de la uniformi­zación y disolución general de los pueblos. Una uniformización y disolución que se ha acelerado en el interior de cada estado, y que super­potencias, organismos y corporaciones multinacionales han ido forzando a lo largo y ancho del mundo. Para combatir esta apisonadora mundialista y mundializada que va laminando y desnatura­lizando culturas y naciones, muchos grupos «inconformistas» («en contra de lo que hay») han adoptado el nacionalismo y esgrimido los «hechos diferenciales» étnicos como soporte principal de su causa.

Pero esgrimir, a secas, los «hechos diferenciales», nada significa en reali­dad. Pues lo importante no es reconocer «hechos dife­renciales» culturales, na­cionales, territoriales, étnicos o de cual­quier otra especie, sino establecer cuales, porqué y para qué se determinan diferenciaciones o dis­crimi­naciones, diferencias culturales y particularidades nacionales.

Como ejemplo propio, los españoles hemos podido comprobar durante un cuarto de siglo para qué ha servido, finalmente, la reivindicación de los «he­chos diferenciales»: para que unas organizaciones sub­sidiarias del estado blin­dadas por una «cosa nostra» étnica, se hayan ido apropiando de la cosa pública (y privada) en las parcelas territoriales que han reclamado suyas en exclusiva bajo la bandera de una historia, lengua, sangre, costumbres o temperamento «diferente», y poder manejar más competencias y presupuestos. Como todo el mundo sabe que los nacionalismos vascos, catalanes, gallegos o canarios no son frentes políticos que pongan en cuestión el régimen político, el montaje cultural y el modelo socio­económico del presente, sino que todos sus objetivos se concentran en coger la mayor tajada posible de los recursos generales dis­ponibles y controlar en exclusiva sus territorios con los que presumen fundirse, no voy a insistir más en ellos.

Así que voy a referirme a ciertos grupos que se proclaman «identitarios» e incluso «antisistema». Ustedes dirán que necesidad tenemos de referirnos a grupos tan minoritarios, cuando son los nacionalismos «oficiales» los que van imponiendo sus demandas. Las respuestas son sencillas: la primera es que, como se acaba de decir, casi todo el mundo sabe que tales nacionalismos no constituyen fuerzas «contrarias» al rumbo político actual, ni buscan ningún modelo socio­económico ni alternativa cultural a la que hay. Su obsesión se reduce a garantizar un mayor presupuesto, que el mismo mercado, el mismo consumo y la misma producción utilicen la lengua vernácula, y que el dinero que se recaude en un sitio, por supuesto, sea sólo para «su gente». Así que eso no engañan a nadie, o a casi nadie.

Pero diferente es el caso de ciertos grupos que han empezado a enarbolar las banderas de las identidades, declaradamente populistas o presuntamente «defensores» o «restauradores» de «viejas esencias» ya muy mixtificadas, pues éstos sí que están engañando a todos en dos elementos fundamentales: en su posición ante el sistema y en su oposición al uniformismo y al arrasa­miento de las identitades. Así pues, la segunda respuesta es que, como este blog se dirige a gente que se considera disconforme con lo que hay, y porque nos interesa sobremanera el asunto que advierte el título (no dejar que la bandera identitaria caiga en manos etnicistas) hemos de empezar a despejar esta cuestión básica, vital, para los «reductos» de la población conscientes de la necesidad de una alternativa.

Como las nacionalidades son campo ya «reclamado» y más que trillado por los nacionalismos del régimen, suelen estos supuestos «identitarios» tomar otros marcos o conjuntos de identidad étnica, comarcales, nacionales (de los estados constituidos) subcontinentales o incluso raciales o subraciales. Como ya se advirtió, hay que preguntarse, en primer lugar, el porqué y para qué sirve todo su discurso de defensa de las identidades. Y en segundo lugar, que toman por identidad defendible. Yo les advierto que basta un repaso de los discursos de muchos supuestos «infantes terribles» o «peligrosos», desde los llamados nacional-revolucionarios hasta los reformistas populistas, pasando por los «reconquistadores» de supre­macías o «edades doradas» del pasado, para darse cuenta que no sirve, en absoluto, para abrir brecha y conformar una nueva mentalidad que se enfrente al individualismo, al unifor­mismo y al econo­micismo asfixiante del mundo actual. Sus discursos están sirviendo para todo lo contrario: para justificar y defender la supremacía de este sistema pluto­crático, del «pensamiento único» famoso y sus mecanismos de poder político, social, económico e ideológico, y de paso, y por supuesto, el «status» material privilegiado de los componentes del primer mundo: un nivel económico con­seguido por motivos históricos, coyunturales, y no por méritos de las pobla­ciones o generaciones actuales.

Todos estos pseudoidentitarios prooccidentales no utilizan mitos «irra­cionales» como pudieron utilizar­los otros grupos en épocas anteriores (esto también sería discutible), o sea, para contrarrestar las fuerzas y artificios eco­nomicistas, evolu­cionistas y uniformizantes en los que se basa el mundo occidental, sino para defender este mismo mundo occidental. Da lo mismo que hablen de «herencias naturales», de los «valores de la civilización» o de «raíces» de cualquier especie. Lo mismo que hablen de defender una religión como del progreso técnico. Lo mismo que hablen de mitos imperiales como de las libertades individuales. Lo mismo que hablen de vírgenes cristianas como de paganos bárbaros. Todos estos cánticos se descubren, si se presta apenas atención, como retórica romántica y espúrea para encubrir la cruda y des­carnada realidad del Occidente, que es lo que acaban defendiendo.

Durante la guerra fría el elenco de las llamadas «fuerzas nacionales» (re­for­mistas, reaccionarias o conservadoras) tanto europeas como sudamerica­nas, emplearon discursos plagados de llamamientos juveniles revolucio­narios según unos, o defensas viejas de la patria, de la religión, de la familia, o de la raza según otros. Pero todo eso fue utilizado para acompañar e, incluso, respaldar el mundo que públicamente se decía de­testar por injusto, corrompido, desalmado, viciado o degenerado. Aquellas referencias eran, sólo en apariencia, «disonantes» con las del discurso «racional» o con­vencional dominante, pues pronto se podía descubrir que, mientras unos eran simples «radicalizaciones» de alguna de las dos alas del frente político «res­petable», otros eran cantos estériles a la luna, y algunos otros (éstos eran los más graves) eran adulteraciones o caricaturas de valores serios para degenerar bien en aberraciones e insensateces fácilmente atacables por todo el mundo, o en pretextos mixtificadores para recubrir las descarnadas razones reales que mueven al llamado «Mundo libre». Por mucho que los dueños del poder los desprecien con patadas e insultos, estos animales muy poco políticos nunca aprendieron (o aprendieron muy bien) y siempre sirvieron como perros fieles de ese poder.

Ahora vuelven a las andadas los mismos perros. Todo su presunto rechazo al globalismo desalmado, desnaturalizador y reconvertidor de tierras, pueblos y personas en solares, máquinas y mercancías, todas sus quejas contra esta sociedad formada por humanos reducidos a objetos y sujetos estacionales de producción, de consumo y deshechos en compra­venta, se quedan en un «desagrado» por algunas consecuencias del proceso, pero un proceso que aprueban no sólo como necesario e inevitable, sino como «fruto» del tipo de sociedad que han de defender. Al final no sólo no atacan esa uniformización y esa progresión disol­vente que decían contra la que dicen que luchan, sino que afirman fervorosamente que todos estamos obligados a defender esa homogeneidad apisona­dora para nuestros pueblos, en nombre de una «paternidad» o unas «raíces» (unívocas y homo­géneas) religiosas, vitales, culturales, racionales e identificadoras.

En definitiva: para social patriotas los pseudoidentitarios occidentales coinciden, descarada­mente, con los mundialistas a los que dicen atacar: coin­ciden nada menos en ver «superior» el «modo de vida» y el tipo de sociedad occi­dental. Nosotros denunciamos que los pseudoidentitarios sólo discrepan de los segun­dos en dos cosas: primero de la sinceridad de los abierta­mente mundia­listas, pues éstos desprecian los cuentos románticos de nostálgicos y mitó­manos, ya que los mundialistas recurren a otros engaños más políticamente correctos para justi­ficar el desenvolvimiento de Occidente; y segundo (y aquí discrepan más rabiosos) porque en vez de reservar ese modo de vida y privilegios socioeco­nómicos para los pueblos elegidos o «avanzados», los mun­dialistas anuncian querer propa­garlo. Estos pseudoidentitarios son como los exclusivos de su raza: para ellos Occidente debe quedar reservado para el «mundo avanzado», que para ellos es sinónimo de más dinero, gente «moderna» y aparatos «vir­gueros». En cambio, progresistas y liberales (que tienen la misma idea que los pseudoidentitarios de lo que significa «avanzado») son algo parecido a los «evangeli­zadores»: para ellos Occidente debe «reconvertir» los pueblos infantiles o atrasados del resto del mundo.

Tanto occidentalistas «exclusivos» como la derecha de los occidentalistas «pro­pagadores» coinciden también en absolver a Occidente en la generación de las desgracias y miserias del resto del globo: para ambos tales desgracias y miserias no son culpa de la destrucción de su hábitat y sus comunidades por Occi­dente. Para los «exclusivos» porque las víctimas son unos primates incapaces de adaptarse a una cultura superior; para la derecha «mundialista» porque esos pueblos todavía no han culminado esa reconversión occidentali­zadora que les extirpe absolutamente todos sus «viejos hábitos».

Por eso hemos de combatir la confusión. Por eso hemos de desenmas­carar a los farsantes y arrancar a los pseudoidentitarios la bandera de las identi­dades. Por eso hemos de negar rotundamente que son alternativa a los mundialistas, pues sólo les cabrea que su «tesoro» sea compartido entre los «otros» o sin exigir devociones a ciertos mitos particulares. Habiendo estado «subidos a la parra», les molesta que «los de abajo» se la muevan, bien porque emigren acá, bien porque las empresas se deslocalicen allá, bien porque sus mercaderías desplacen los productos nacionales.

Por eso que no espere nadie críticas sostenidas a la lógica del capitalismo, ni nada por el estilo, sino incitaciones de odio a otros pueblos, incurriendo en la mayor de las contradicciones, porque si dicen defen­der las identidades de los pueblos y los hechos diferenciales entre culturas ¿Porqué siempre se descubren odiando otras identidades y cri­minalizando justamente esos hechos diferenciales? El que dice amar la bio­diversidad ¿Cómo puede presumir de desprecio por las demás especies?

Así pues, ante cualquiera que aparezca esgrimiendo la bandera de la Identidad, hay que emplear la misma precaución radical como cuando vienen con conceptos como defensa de la Patria o de la Libertad. Desconfiar por norma, pues todas estas referencias han sido pervertidas y utilizadas como encubridoras de las razones e intereses más espurios de Occidente. Hay que ver porqué y para qué emplean todas estas ideas. Porque con la confusión se viene una segunda consecuencia: mucha gente acaba por escupir sobre todas ellas, asqueada con el sentido y el contenido que les han dado. Si nos importa la libertad, no tengamos reparo en inquirir con dureza como Lenin y Mussolini. Lenin preguntó «¿Libertad? ¿Libertad para qué?» Y Mussolini desenmascaró a «aquellos defensores de la Libertad que la reclaman y se la apropian para sí, para negár­sela a los demás». Los que levantamos la bandera de las identi­dades hemos de inquirir sin contem­placiones «¿Identidad? ¿Identidad para qué y ser implacables contra «aquellos defensores de la Identidad que la reclaman y se la apropian para sí, para negársela a los demás».