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LOS DISTINTOS MODELOS ORGANIZATIVOS. PROS Y CONTRAS

LOS DISTINTOS MODELOS ORGANIZATIVOS. PROS Y CONTRAS

Vale la pena pasar revista a los distintos modelos organizativos que están en estos momentos a disposición de nuestro ambiente. No basta con enumerar los distintos modelos organizativos, hay que añadir que no todos los modelos son transplantables y que cuando se aplica un modelo de manera acrítica mecánica, Hay partidos como el Front National que nacieron hace 35 años en otro contexto histórico completamente diferente, o que, como AN, se levantaron sobre un sustrato completamente diferente (el del MSI), que son completamente irreproducibles en España.

Así pues, lo que aspiramos es a realizar una enumeración “crítica” de los modelos organizativos, desde el punto de vista de su aplicación en España. Con este trabajo queremos iniciar un debate sobre los modelos de partido, sus rasgos, y su posible aplicación en España.

 

1. El partido convencional

Se entiende por “partido convencional” es que tiene una estructura idéntica a cualquier otro partido existente en esos momentos en su país. Responde a las características de los partidos políticos surgidos en la posguerra. En ese tiempo los partidos de Europa Occidental se articularon en dos opciones: una de centro-derecha (democracia cristiana en las naciones vencidas y derecha liberal o conservadora en el resto) y otra de centro-izquierda (partidos laboristas, socialistas, socialdemócratas), con terceras fuerzas ocasionales (comunistas, regionalistas, partidos liberales, republicanos, y extrema-derecha) que, o bien permanecían marginadas, o bien inclinaban la balanza hacia el centro-derecha o hacia el centro-izquierda.

En este contexto, partidos como el MSI, el NPD de los años 60 y su precedente el SRP, incluso el Front National, se situaban a la derecha-derecha del sistema político. Su anticomunismo era el factor diferencial más importante y se presentaban como la fuerza más enérgica que luchaba contra el marxismo y la extrema-izquierda. En mayor o menor grado ostentaban posturas “occidentalistas” e incluso “pro-americanas”. En cierto sentido “europeístas”, solían atacar a la “Europa de los Mercaderes”, en beneficio de una “Europa Nación”, generalmente, poco definida y que en períodos electorales desterraban a las propuestas secundarias.

Este modelo de partido ya ha pasado a la historia. El hecho de que sigan teniendo éxito no implica que hoy sea un modelo aceptable: todos fueron fundados en otro tiempo y “arrancaron” con la excusa del anticomunismo. En general, estaban excesivamente ligados a los modelos de los años 30, de los que constituían una actualización, pero seguían manteniendo las referencias históricas que les permitieron hasta mediados de los años 80 (cuando la generación de la II Guerra Mundial tenía ya 60-70 años) tener una base social mínima y estable. A partir de 1985 empezó a ser visible la reducción de esta generación por causas naturales y el hecho de que los modelos históricos ya no suponían gran cosa para las nuevas generaciones.

Con el paso de los años, a partir de 1948, se fueron diversificando los distintos modelos organizativos del partido clásico, hasta aparecer distintas variantes:

 

a) El partido de derecha [modelo 1]

Es un modelo de partido fundamentalmente anticomunista y proamericano, un producto propio de la guerra fría. El hecho de que dentro de sus filas existieran distintas sensibilidades, algunas próximas a los modelos históricos, otras más próximas a las sofisticaciones tradicionalistas y monárquicas, etcétera, no implica que la línea dominante no fuera un populismo de derechas. Habitualmente, las secciones juveniles de estos grupos eran más radicales que el partido mismo, y parte de la base era movilizada por ideales “históricos”. La dirección incorporaba a estos elementos (partidos como el MSI fueron siempre “partidos con tendencias”) pero bajo una presidencia (como en el caso de Arturo Micchelini secretario general del MSI anterior a Giorgio Almirante) específicamente derechista. En países como Italia en donde la DC se orientaba hacia el centro y partidos menores como el PLI o el PNR estaban próximos a la derecha, el MSI encontró un hueco que durante años se cerró al Front National francés, especialmente antes de que la inmigración fuera considerada como problema, dado que existía un fuerte movimiento gaullista de derechas. En España, AES aspira a ocupar este puesto, sin advertir que el PP tiene un ala derecha extraordinariamente fuerte que solamente podría ser desbancada en un momento de crisis de este partido. Lamentablemente para el proyecto AES, el PP goza de buena salud.

 

b) El partido de derecha nacional [modelo 2]

La derecha nacional es la “apertura” de un partido de derechas hacia sectores nuevos situados en sus flancos políticos. En el caso del MSI, la apertura se realizó hacia “su derecha inmediata” (integrando a los monárquicos del PDIUM), hacia “su izquierda inmediata” (agrupando a jueces caracterizados por su labor anti-comunista, a algunos democristianos independientes y, especialmente hacia funcionarios policiales y militares). En otras formaciones como el FN francés (que puede ser considerado como “de derecha nacional”) el proceso se produjo de otra manera incorporando a personalidades de la “nueva derecha” cultural y personajes del gaullismo (incluido uno de los hijos del propio general De Gaulle). La derecha nacional, insiste en el “factor nacional” como garantía para combatir al “enemigo” (ayer el comunismo, hoy la inmigración masiva). A partir del “hecho nacional” se realiza un discurso cuya última tendencia es a ser “identitario”. En España, el partido de la derecha nacional hubiera sido DN de no haber frustrado su actual presidente cualquier posibilidad de salir de la etapa subgropuscular.

 

c) El partido nacional-liberal [modelo 3]

Aparece en determinados momentos y logra cuajar en algunos países. En Italia, en 1976, dentro del MSI se produce la escisión de los “nacional-liberales” de “Democrazia Nazionale”. No es el único caso: en los años 60, cuando se producen los sucesos de la descolonización de Argelia, algunos de los grupos que animan la OAS y, especialmente su “frente político”, son, en buena medida, “nacional-liberales”, como Georges Bidault. En un período posterior, los “republikaner” alemanes tenían una connotación similar y otro tanto cabría decir del FPÖ cuando entró Haider. Las características de estos partidos serían, un cuidado extremo en desvincularse de cualquier modelo histórico, considerar solamente la posibilidad de estructurar y apoyar a gobiernos de derecha, hurtándoles de la tentación centrista. En España actualmente, el residuo de esta corriente sería el PADE, escisión del PP, sin olvidar que algunos elementos que participaron en la fundación de AP podían considerarse también de esta corriente (Martínez Esteruelas, Licinio de la Fuente, etc.). El éxito de esta corriente en España puede medirse por las dimensiones del PADE actual…

 

d) El partido histórico [modelo 4]

Desde 1945, a pesar de la derrota de las fuerzas del eje, algunos de sus partidarios no renunciaron a asumir otra fisonomía exterior y, a pesar de las prohibiciones legales existentes en Italia, Alemania y Austria, se organizaron con la misma imagen y fisonomía que habían tenido siempre. En España, por las circunstancias propias del franquismo, se produjo una evolución completamente distinta. Falange Española siguió actuando políticamente como parte del “partido único” y, al mismo tiempo, algunas fracciones “disidentes del Movimiento” (en la nomenclatura de la época) prosiguieron con los mimos hábitos, formas, rituales y nomenclatura de la pre-guerra. Esto se ha mantenido hasta nuestros días. De hecho, ha existido una contradicción entre la situación europea (en donde el “modelo histórico” ha sido residual) y la situación en España (en donde el “modelo histórico” ha sido mayoritario hasta finales de los años 70). Resulta evidente que en las actuales circunstancias los “modelos históricos” en este momento son lastres que desvían lo esencial de las discusiones hacia terrenos que nada tienen que ver con la actualidad.

 

2. El Frente Nacional [modelo 5]

Empecemos por afirmar algo que puede parecer paradójico: el Front National, hablando con propiedad, no es un “frente nacional”, sino un partido unitario. Lo fue solamente en el primer año y medio de existencia cuando Alain Robert, secretario de Ordre Nouveau, lanzó la idea de agrupar a “nacionales y nacionalistas”, dentro de un “frente”. La llamada fue dirigida especialmente a Jean Marie Le Pen y la pequeña formación que dirigía, así como al GUD que no era sino el grupo estudiantil de ON. Cuando el gobierno francés aprovechó incidentes provocados por la extrema-izquierda para disolver a la LCR y a ON, ahí acabó la estructura frentista del FN. A partir de ese momento, se trató de un “partido unitario” que, en algún momento, tuvo “tendencias” internas, sin que aparecieran como tales en congresos. Un “frente” es otra cosa: es una unión de grupos convergentes que aceptan adoptar la misma estrategia y adoptan un mismo programa político. Frente Nacional sería, por ejemplo, el “Frente Nacional por la Argelia Francesa” (en 1960), el Fronte Nazionale del Comandante Borghese formado por distintos grupos italianos a finales de los 60, las iniciativas Alianza Nacional del 18 de Julio en 1977 y la Unión Nacional en 1979. Para que un “frente” tenga la más mínima viabilidad, precisa que todas sus fracciones o al menos alguna de ellas, se encuentren en período de crecimiento. Si no se da esa circunstancia, resulta difícil que logre cristalizar.

 

3. El partido activista

Han existido siempre, fundamentalmente estructurados por jóvenes. Algunos han logrado tener cierta cualificación política y en otras no ha pasado de ser una aventura de adolescentes. También ha ocurrido que tuvieran una deriva terrorista. En los años 60 y 70 estos grupos recibieron el nombre de “extra-parlamentarios”, indicando su desprecio por las instituciones y su desconfianza por los mecanismos representativos, así como su intención de combatir a las instituciones. Se trata de grupos de escasa entidad numérica y una débil implantación territorial que suplen mediante un activismo frenético y difícilmente sostenible a medio plazo. Con el repliegue a lo personal y el desinterés creciente por la política que se produce a partir de los años 80, los grupos activistas han ido desapareciendo progresivamente, salvo como anécdota. El rasgo esencial de este tipo de gropúsculos es el maximalismo en cuanto a los objetivos y a las propuestas, un radicalismo extremo, poco comprensible para la población y una orientación fanáticamente antiyanqui que les lleva a considerar “aliados” a cualquier partido de cualquier parte del mundo que mantenga posiciones del mismo tipo. En España, hay muchos candidatos para ocupar esta franja, pero, sin duda, en la temporada 2006-7, AN es el arquetipo. De todas formas, para extremar el análisis, también es posible clasificarlos en tres categorías:

 

a) El “partido degradado” [modelo 6]

Parafraseando las categorías de la administración norteamericana para catalogar a los países hostiles, podemos decir que existen “partidos frustrados” y “partidos canallas”: los primeros serían aquellos partidos que nacieron con vocaciones de convertirse en “algo serio”, pero que se quedaron por el camino. O bien, partidos que avanzaban y, bruscamente, caen en manos de aventureros sin escrúpulos o de individuo que de política no entiende ni la “p”. Son los casos de la DN de Canduela o de La Falange de Andrino.

 

b) El “partido inmaduro” [modelo 7]

Existen partidos que no todavía no han alcanzado el grado de maduración suficiente como para poder ser tomados en consideración. Cuando un “partido inmaduro”, permanece mucho tiempo en ese estadio, pierde la posibilidad de avanzar, demuestra su incapacidad para completar aquellos elementos que le faltan para ser considerado “partido maduro”. Cuando un partido permanece durante más de siete años en ese estadio (lo que implica participar en dos ciclos electorales) pasa del estadio de “inmaduro”, al de “frustrado”.

 

c) El “partido radical” [modelo 8]

Es el que basa todo su programa en un maximalismo revolucionario que lo hace sensiblemente diferente de cualquier otro. En el caso italiano, en este momento tenemos distintos aspirantes a ocupar esta plaza, de la que, sin duda, Forza Nuova es el más firme candidato, a corta distancia del Fronte Sociale Nazionale. No se trata de una catalogación “doctrinal” o “ideológica”, sino fundamentalmente “programática”. Existe un deseo de elaborar una “ideología cerrada” a partir de la cual se inicie un crecimiento progresivo, lento y durante un período indefinido, asentado siempre sobre bases ideológicas y programáticas precisas. El MSR sería otra formulación de este modelo.

 

4. La Plataforma Cívica

El primer despunte de una plataforma de este tipo se produjo en las elecciones generales holandesas de 2002, cuando emergió el fenómeno Pym Fortuyn. En España, la Plataforma per Catalunya e Iniciativa Habitable se aproximan a esta formulación. Se trata de partidos surgidos ya en el siglo XXI y que, por tanto, cuando tienen éxito es que han sabido interpretar la situación histórica del momento y se han mostrado capaces de aislar los grandes riesgos y las necesidades de una parte sustancial de la población. Se trata de partidos “monotemáticos”, parten de un solo fenómeno para ser extremadamente claros y concisos en las propuestas que presentan a la sociedad. El problema que identifican es el de la inmigración. Además, son conscientes del descrédito de la clase política y de los modelos de partido surgidos con posterioridad a 1945 (en España 1975), no aspiran a tener la misma estructura ni configuración, sino que, en realidad, son un “anti-partido” que desafía los modelos tradicionales. Esto atrae la atención de los medios y la opinión pública sensible al tema preferente utilizado por este modelo. Se presenta bajo la configuración de “ciudadanos que acuerdan unirse ante un problema concreto”. Existen dos tipos:

 

a) El “partido-flash” [modelo 9]

Partido monotemático, basado en la unión de ciudadanos libres para combatir el problema de la inmigración masiva. Irrumpe con un tiempo muy breve de preparación, sin grandes medios, pero con ideas nuevas, responde a las condiciones de un momento dado, busca un hueco a perforar entre las opciones tradicionales y cuando lo encuentra experimenta un éxito inmediato que lo sitúa entre las “opciones que cuentan”. Es el caso de Ciutadans y de la aparición de la PxC en Catalunya. Habitualmente, se caracteriza por ser duro y radical en las propuestas, y moderado en las formas. Esa combinación encuentra eco entre los electores a los que va dirigido el mensaje. Si el partido-flash quiere prolongar y ampliar su influencia, poco a poco, va a tener que ir ampliando sus propuestas, forjando unos principios doctrinales y un programa político.

 

b) El “partido-plano” [modelo 10]

Es una plataforma cívica (u ocasionalmente un partido convencional) en la que los rasgos diferenciales y la “personalidad” del partido están muy atenuados. Se busca moderación en las propuestas, moderación en las formas, moderación en el lenguaje, moderación en el programa, moderación en la formulación de soluciones, moderación en las intervenciones públicas, etc… finalmente, la opción resulta tan gris, que no suscita el más mínimo entusiasmo ni interés por parte de su clientela natural. De ahí que se le llame “partido-plano”: no destaca en nada, adolece de falta de rasgos diferenciales e “ilusionantes”. Todo parece marketing y concesiones a lo políticamente correcto. Son los republikaner posteriores a la dimisión de Schonhübber, es el partido formado por Haider tras escindirse del FPÖ, es la Plataforma Pym Fortuyn posterior al asesinato de su fundador, etc. Y, en España, el PADE inmediatamente posterior al haberse escindido del PP, es la muestra de un partido que, al carecer de rasgos diferenciales, le resulta imposible reivindicar un espacio propio que le corresponda de forma indiscutible.

5 comentarios

Gran Capitan -

No entiendo que hace AN en el apartado "nacional pardillista" junto a españa 2000, vale que sea radical, que sea activista, pero...¿pardillista?

Dani05 -

El problema real es... si ni yo, que soy fascista, quiero que los partidos actuales gobiernen España, cómo lo va a querer alguien que no esté politizado hacia nuestras posturas?

El primer paso, junto a saber que tipo de organización hay que tener, es contar con gente inteligente y preparada. Por desgracia, hoy por hoy, en los partidos actuales, no hay demasiado de eso.

Un saludo.

El patriota -

No creo que se deban juntar, se deben juntar aquellos que propugnan cosas casi iguales tipo:plataformas antiinmigracion con DN pero La Falange y todo eso proviniente del Franquismo se podria juntar tambien pero se comerian un torrado y logicamente La Falange con DN nunca se podria juntar no tendria logica, yo votaria a DN pero nunca a La Falange.

delsur -

Oscar, eso que dices es imposible. Diferencias las hay, sí, pero sobre todo de sus jefazos y de algunos militantes con el cerebro lleno de paja. Aquí apenas hay moral, eso es una falacia, es palabrería barata que utilizan algunos para venderse en un mercado con cientos de puestos y cuatro clientes.

OSCAR -

El mejor modelo en mi opinión es aquel que aglutine a todas las tendencias del patriotismo español. Es evidente que hay diferencias entre las fuerzas políticas, organizaciones y colectivos; pero tambíen está claro que o hay unidad o nos vamos al garete.
Una alianza de fuerzas españolas para las próximas elecciones estaría muy bien y además devolveria la moral perdida en los últimos años