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LIDERAZGO Y SEUDO-LIDERAZGO. MANUAL PARA RECONOCERLOS

LIDERAZGO Y SEUDO-LIDERAZGO. MANUAL PARA RECONOCERLOS ¿Por qué algunos individuos se creen llamados a ostentar el mando a pesar de sus mediocres cualidades para el liderazgo? Vamos a ver las razones más frecuentes. Alguno se sorprenderá de que planteemos este tema, sin embargo ahí está: candente a la vista de que nunca como ahora hay tantos “líderes” para tan poco chicha. Vale la pena reflexionar sobre el liderazgo para evitar que el primer iluminado que aparezca reivindique el papel de líder por haber obtenido 3 votos más que el candidato contrario.

EL DECÁLOGO DE CUALIDADES DEL LIDER:

Existen algunas condiciones sine qua non para que alguien que reivindica la condición de líder pueda ser considerado como tal:

1) El éxito es la medida de todos los liderazgos: si el éxito acompaña a un movimiento político es que éste cuente con un liderazgo justo y asentado. Si un movimiento avanza, el liderazgo es adecuado; si un movimiento retrocede es que ese liderazgo es cuestionable. Es así de simple. Así pues, el líder debe saber guiar al partido por la senda del éxito, a partir de cero..

2) El líder debe tener relaciones sociales, eso supone que, antes de dedicarse a la política ha destacado en algo, evita que un frustrado en otras actividades puede intentar el camino de la política a modo de compensación. El líder debe disponer de una red propia de contactos de los que pueda beneficiarse un movimiento político. Si estos contactos no existen, podemos preguntarnos ¿en qué ha destacado un presunto líder político antes de serlo? Si la respuesta es: “en nada”, entonces no hay duda, tampoco destacará en política.

3) El líder debe disponer de propios medios de vida o bien ser extremadamente austero el partido debe facilitárselos. O bien, el líder cuenta con un patrimonio propio que le permita dedicarse full time a la actividad política, o bien la propia organización debe liberarlo de los problemas económicos cotidianos. Lo que hay que descartar como fuente de todos los problemas es que el seudo-líder tenga la llave de la caja y no esté obligado a dar cuenta de la salud económica de su organización. Una cosa es que el partido dé un suelto al líder y otra muy distinta que el seudo líder lo coja por su cuenta sin dar explicaciones a nadie.

4) El líder debe tener facilidad oratoria. El líder se expresa, en buena medida, mediante la palabra, así pues debe tener facilidad de palabra, buena información y agilidad mental para presentar en cada momento los mejores argumentos. Con demasiada frecuencia hemos visto seudo líderes que demostraban escaso conocimiento de la actualidad política, mínima agilidad mental y una oratoria tosca y facilona apta sólo para convencidos. Además, esa facilidad oratoria debe ser tal que no le impida contactar con distintos sectores sociales y culturales.

5) El líder debe ser un analista preciso. No basta con que otros sugieran lo que el líder debe decir, él mismo tiene que informarse sobre la actualidad y entender lo que está pasando. No debe olvidar que el líder es el máximo responsable político del partido y que a él le corresponde orientarlo políticamente. Solamente si es un buen analista, dará la talla en debates con sus propios camaradas o en el exterior del partido.

6) El líder debe ser una mezcla de doctrina y acción. El líder no puede ser una personalidad escindida: a un lado activista y a otro teórico. El líder es el primer militante de la organización y, en tanto que tal, una síntesis de pensamiento y acción. Esas cualidades las debe manifestar en el arte de la conducción política.

7) El líder debe conjugar prudencia y audacia. El líder debe mantener siempre una visión objetiva y real de sus capacidades de mando y de la situación del partido. De entre todas las opciones políticas que existen, solamente sobrevivirán aquellas que sean capaces de conjugar la prudencia (que le servirá para evitar provocaciones) con audacia (que hará que su partido destaque por encima de otros).

8) El líder debe tener la cabeza en el cielo y los pies en la tierra. El líder debe ser también una mezcla de idealismo y realismo. Para él la lucha política no es un fin en sí mismo, sino un medio para alcanzar un fin: la realización del propio proyecto. A esto le llamamos “idealismo”. Pero ese idealismo debe ir conjugado con un realismo absoluto. Esa combinación solamente le posibilitará llevar a la práctica el rasgo anterior.

9) El líder debe ser imaginativo. En la lucha política, el ejercicio de imaginación es fundamental. El líder debe ser un personaje con una imaginación fértil, capaz de encontrar la consigna adecuada en cada momento; eso no está al alcance de todos, pero es una de las cualidades más necesarias para un líder. Entendemos que también debe ser una persona intuitiva capaz, en ocasiones, de anticiparse a las situaciones.

10) El líder debe rodearse de un elenco de cuadros eficaces. El líder es la cúspide, pero un líder solo no puede dirigir autocráticamente un movimiento político. El líder debe tener capacidad para elegir cuadros capacitados que le ayuden en su gestión. Son capacitados en tanto que son eficaces. Todo partido susceptible de avanzar solamente puede hacerlo gracias a la existencia de un equipo de cuadros eficaces. El liderazgo solo no basta.

Todas estas características se encierran en dos: simpatía y donde de gentes. Ambas cualidades le permitirán sintonizar:

- con sus militantes, con esperanzas y anhelos, y, consiguientemente, no defraudarlos.

- con amplias masas populares a las que deberá convencer de la bondad de sus puntos de vista.

- con los medios de comunicación que deben ver en él a un hábil polemista, jovial, y con gancho mediático.

LAS DISTINTAS FORMAS DE SEUDOLIDERAZGO

El liderazgo que no se ejerce correctamente lleva, de manera inevitable, al partido hacia su fracaso absoluto. Existen distintas formas de ejercer mal el liderazgo, esto es de practicar lo que hemos llamado “seudo liderazgo”:

- El autócrata: es el liderazgo intolerante, celoso, manipulador, ansioso de controlar todos los resortes del partido y de que nada se le escape. ¿Su error? Simplemente sufre una deformación del carácter, alberga desconfianza hacia todo y hacia todos y solamente elige colaboradores entre gente de su confianza, es decir, entre los que no cree que puedan hacerle sombra.

- El paranoico: la paranoia es una obsesión, frecuentemente una manía persecutoria o bien una forma incorrecta de apreciar la realidad. Es un grado más extremo que el autócrata, un error más grave, que puede proceder de una deformación del carácter aun más extrema, o bien de una herencia genética averiada, o bien del consumo de determinadas sustancias. El líder paranoico tiende a culpabilizar a otros de sus propios fracasos y ver conspiraciones inexistentes.

- El aventurero: es un tipo de liderazgo en el que apenas existen las componentes de prudencia, realismo y objetividad de las que hemos hablado antes. En lugar de eso prima el elemento activista, suele caer en provocaciones o, simplemente, las desata él mismo. Es una verdadera fuente de problemas y sus militantes corren el riesgo de verse embarcados en aventuras de escaso rendimiento político y mucho riesgo. Nunca mide las consecuencias de sus actos.

- El pasmarote: es la forma de seudo liderazgo opuesta a la anterior. El sujeto carece de valor y energía suficiente como para conseguir que el movimiento irrumpa en la sociedad, no se atreve a realizar una actividad rompedora, quizás, entre otras cosas por que carece de imaginación y le falta convicción en la tarea que ha asumido.

- El analfabestia: es el seudo-líder cuya sensibilidad cultural, doctrinal y político es similar a la de la piedra pómez. Literalmente, es más bestia que un arado, cree que con una mano de hostias y cuatro palabras bien dichas, su movimiento triunfará. No entiende grandes cosas de la política y su primitivismo ideológico ha surgido de muy pocas lecturas. Apenas lee. Más que hablar, escupe frases inconexas.

- El ultraidealista: no cae en la cuenta de que en política los ideales están bien y ser fiel a ellos mucho es mucho mejor que traicionarles, pero le falta realismo. No desciende a la política real, cree que con buenas intenciones ya basta para triunfar. Desprecia las técnicas políticas, los análisis objetivos y, en general, la política real. Su discurso político tiene muy poco que ver siempre con las necesidades de la población.

¿Y LOS QUE NO SON LÍDERES?

El liderazgo es una complicación que muchos no estamos en condiciones de asumir. Algunos somos lo suficientemente realistas como para saber que no estamos hechos de la madera de los líderes y, por tanto, preferimos situarnos en lo que consideramos nuestro justo lugar. No es por cobardía, es por realismo. Lo peor que puede ocurrirle a un movimiento político es justamente lo contrario que gente que no está capacitada para el liderazgo, se arrogue el mando de sus organizaciones. Eso ya ha ocurrido en el pasado demasiadas veces como para que permanezcamos silenciosos ante episodios tan lamentables.

Los que no somos líderes, nos queda participar en los organismos de dirección, si somos elegidos en los congresos, nos queda la posibilidad de opinar tanto dentro del partido como mediante blogs o artículos, etc., y, siempre, en cualquier caso, de actuar como militantes, al nivel de lo que nuestras condiciones y habilidades hagan posible.

Lo peor que se puede hacer es permanecer impasibles, callados, ante la mala gestión de los seudo líderes. El silencio contribuye a eternizar las situaciones de crisis y las agonías interminables. No vale la pena decir que los trapos sucios se lavan en casa. Habitualmente, los seudo líderes suelen cortar la posibilidad a toda libertad de expresión interior en el seno del partido. Los seudo-lideres precisan lo que en EEUU se llama “yes-men”, es decir, los que siempre les dan la razón, agradecen particularmente los halagos de los aduladores y terminan creyendo que se lo merecen todo. De ahí a una concepción patrimonialista del partido no hay más que un paso: el partido soy yo y el partido es mío… aunque sean cuatro chavales mal organizados.

El líder expresa su liderazgo mediante el éxito. ¿Tienes éxito en tu gestión? Entonces es que tú vales para esto. ¿Has desintegrado el partido, tu solito y sin ayuda de nadie? ¿has entrado y salido de la cárcel por delitos comunes? ¿tu irreprimible tendencia es a generar escisiones sin parar? ¿te rodeas de inútiles totales y están muy a gusto con ellos por que te dan la razón en todo? ¿estás tan aislado socialmente como lo está tu partido? Entonces, muchacho, dedícate a otra cosa, puede que sirvas para cualquier otra cosa, pero, desde luego, no sirven como líder máximo, gran timonel y ayatolah de tu partido…

 

4 comentarios

henry alix jimenez flores. -

La verdad que este tema esta muy interesante,que ciencia politica sigue avanzadondo para enfrentar los retos del presente y futuro del nuevo liderazgo.Ya que tenemos un liderazgo carente de cultura,lo cual es danino para la sociedad.

supra footwear -

Life find its wealth by the claims of the world, and its worth by the claims of love.

candy -

me gustaria saber algunos representantes de seudolider

manu82 -

Pues se me ocurren dos nombres Jose L.Roberto y Rafael Lopez Dieguez que son gente de exito profesional con medios propios y una oratoria mas que pasable