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LA FALANGE DE ANDRINO Y LOS PROBLEMAS DE LA SUPERVIVENCIA. LA LENTA EXTINCIÓN DE LA ESCISION DE UNA ESCISION

LA FALANGE DE ANDRINO Y LOS PROBLEMAS DE LA SUPERVIVENCIA. LA LENTA EXTINCIÓN DE LA ESCISION DE UNA ESCISION
El acto del grupo La Falange (Andrino), en el Palacio de Congresos ha sido modesto, aburrido y sin novedades políticas. Con 350 asistentes, de edad madura (o muy madura) en su mayoría, el acto no ha respondido a ninguna de las espectativas que se había depositado en él. De lo que no cabe la menor duda es que mucho tienen que cambiar las cosas para qué éste grupo tenga un futuro por delante.

Los “pactos secretos”, o como Canduela y Andrino pactan a la espalda de sus base

Cuando en agosto de 2006 tuvo lugar el campamento del grupo italiano “Forza Nuova” en Viterbo, tanto Canduela como Andrino asistieron invitados por Roberto Fiore. Allí firmaron un pacto que les unía en las próximas consultas electorales. Lo realmente sorprendente, es que cuando llegaron a España, la reacción de ambos grupos fue diversa: mientras Andrino colocaba en la portada de su web la noticia del pacto, Canduela ocultaba en la web de DN esa información, situándola en la sección “comunicados” y sin que fuera posible acceder desde la portada o desde lugar alguno sin conocer la ubicación exacta. Era evidente que Canduela intentaba que el pacto pasara desapercibido por sus afiliados. Y lo comprendemos: un partido que se puso en marcha con el lema de la “autonomía histórica” (reconocimiento de que no se trataba de resucitar opciones de los años 30), diez años después de su fundación termina pactando con uno de los representantes del “sector histórico”, el grupo de Andrino.

Sin embargo, en el acto del día 29, mientras Canduela estaba presente en primera fila en el acto de Andrino… éste no mencionó a sus afiliados el pacto firmado y rubricado en Viberbó. ¿Alguien lo entiende? Si, era evidente, a la vista de los asistentes que, la inmensa mayoría –falangistas “puristas”, mayores de 55 años- no iba a comprender que su grupo pactara con un grupo como “democracia nacional” a los que han considerado como neo-nazis, paganos y, en cualquier caso, ajenos voluntariamente al mundo falangista.

En estas condiciones, no auguramos mucho futuro a este pacto que ambas partes consideran como vergonzantes.

Una “falange purista” frente a una “falange franquista”

Las escisiones entre grupos falangistas suelen ser incomprensibles y por nimiedades. Ahora bien, la rotura de La Falange (surgida a su vez de la escisión del grupo matriz FE-JONS en los años 90) en dos partes, se debió, en buena medida, a las diferencias de sensibilidad entre “falangistas franquistas” y “falangistas puristas”. Es la vieja y eterna polémica: desde hace 50 años, para unos la falange y el franquismo son lo mismo y para otros son antagónicos… Una vez más, la excusa para la escisión ha sido esta diferente percepción del franquismo.

Pero lo sorprendente… es que una de las posibilidades que se valoran en este momento, es un intento de acercamiento de La-Falange (Andrino) a AES. Ese acercamiento estaría favorecido por el pacto previo DN-AES… pero no deja de ser contradictorio e incluso grotesco: gente a la que le tiene sin cuidado tanto la falange como el franquismo (DN), pacta con franquistas (AES) y, casi paralelamente, con falangistas antifranquistas (La Falange-Andrino)… Es evidente que este racimo de pactos lleva implícito el germen de su estallido.

Como siempre: nunca respuestas claras a preguntas concretas

La Falange (Andrino) ha decepcionado a los que esperaban algo “nuevo”. Por ejemplo, respuestas: estamos a menos de ocho meses de las elecciones municipales y todavía no se sabe si van a presentar candidatos. Estamos a año y medio de las elecciones generales y aún no está claro si este grupo va a formar parte de una coalición, ni siquiera con qué programa. El punto 27 del ideario falangista de la preguerra (aquel de “Pactaremos muy poco…”) todavía pesa como una losa sobre todas las fracciones de este partido.

Si tenemos en cuenta que este grupo es una escisión de una escisión de una escisión (es decir, la tercera escisión), y que, después de tantas convulsiones todavía no ha sido capaz de caer en la cuenta de que la política no se puede hacer hoy con las mismas formas, programas y métodos de los años treinta, entenderemos que no puede esperarse nada nuevo de este tipo de aventuras políticas, cada vez más divorciadas de la realidad.

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