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DESVIACION DERECHISTA Y DESVIACIÓN IZQUIERDISTA, DE AES A Falange Auténtica

DESVIACION DERECHISTA Y DESVIACIÓN IZQUIERDISTA, DE AES A Falange Auténtica

 

En nuestro exótico panorama político, existen dos actitudes diametralmente opuestas pero que, en el fondo, son hijas del mismo error: la subjetividad. Subjetivo es toda aquella visión de la realidad condicionada por apriorismos, visiones personales, prejuicios o ilusiones. Estas dos actitudes son la que podemos llamar “desviación derechista” y la “desviación izquierdista”. Vamos por qué son actitudes erróneas.

La desviación derechista. La práctica de AES.

AES es la quintaesencia de lo que hemos dado en llamar “desviación derechista”. Básicamente, la estrategia de AES consiste en atraer el “voto católico”. Simplemente. El razonamiento parte de una necesidad real: un partido político, nunca puede crecer si su mensaje no va dirigido a bolsas de electores que existan realmente con personalidad propia y bien definida. El fracaso de cualquier forma de falange o de los sectores llamados “nacional-revolucionarios” es inevitable en la medida en la que estas doctrinas carecen completamente de grupos sociales que hayan asumido sus mensajes. Así como el Partido del Cannabis siempre tendrá colgados susceptibles de apoyarlo con su voto al compartir su afición al porro, o el Partido Anti-Taurino siempre encontrará en las asociaciones de amigos de los animales un soporte sociológico, ¿cuál es el de los falangistas o el de los llamados nacionalistas-revolucionarios? No existe, ninguno.

Así pues, cuando AES alude a su voluntad de conquistas el “voto católico”, no está diciendo ninguna tontería: en esta España menguante, católicos, haberlos haylos. Así que el razonamiento no es banal. Ahora bien…

Se nos ocurren dos cuantas observaciones que invalidan ese razonamiento:

1) El voto católico está muy diversificado: prácticamente todos los partidos políticos se benefician de él. Está presente en los nacionalistas vascos del PNV y en los catalanes de CiU, está presente en IU y en el PSOE y está presente en el PP. El voto católico no tiene una respuesta política unitaria.

2) Si de lo que se trata es de excluir a los católicos progresistas o de izquierdas para centrarnos solamente sobre los católicos moderados y tradicionalistas… es justo constatar que este sector se encuentra muy cómodo votando al PP. Y de nada importa la tibieza del PP hacia el tema del aborto o la presencia de gays en sus filas.

Así pues estas dos observaciones son suficientes para convertir en altamente improbable una estrategia, por definición, subjetiva. En efecto: si no hay apoyo de la jerarquía católica, ni siquiera de una parte sustancial del clero y del episcopado, entonces no hay voto católico que valga, ni posibilidad de atraerlo en número suficiente, como bolsa de votos preferencial. Ese voto, hoy inevitablemente decantado hacia el PP, jamás se desenganchará de esta opción, tal como han demostrado una y otra vez las distintas convocatorias electorales desde las profundidades de la transición.

Ahora bien, si no hay apoyo de una bolsa sociológica bien definida, no existen posibilidades de roer el ala derecha del PP. Este ala está formada por lo que un día fue el “franquismo sociológico” y resultó absorbida por Alianza Popular entre 1977 y 1983. En 1983, los errores en la conducción política de Fuerza Nueva (y ciertos episodios aireados por la prensa y generados por elementos infiltrados y parapoliciales) entregaron en masa el voto franquista a AP, que luego heredaría el PP y conseguiría mantener en su disciplina sin ninguna dificultad.

Cuando en 1997 se produjo la escisión del PADE, no se trató tanto de la fuga de los elementos “de derechas”, sino más bien, de aquellos ofuscados que habían resultado marginados del reparto del poder. Desde entonces, el PP no ha tenido escisiones, ni siquiera muestras de descontento y hoy la unidad del partido goza de buena salud.

La teoría que algunos miembros de AES según la cual “una parte del PP de Madrid, descontento con Gallardón, preferiría apoyar a una opción más de derechas” es literalmente absurda. Nadie en el PP está tan loco como para adoptar esta actitud simplemente por las ambigüedades de Gallardón. Es más, es justo lo contrario lo que está ocurriendo. Salvo individualidades muy aisladas y nada significativas, Gallardón ganará sin dificultades la alcaldía de Madrid y no oculta su interés por ser candidato del partido a las elecciones generales del 2012 ó 2016. El que sea un candidato de “centro-derecha”, en lugar de “derecha”, no implica que el electorado de “derechas” vaya a hacer peligrar a la propia opción política. Eso podría ocurrir solamente si existiera una fuerza política “sólida”, de derechas, capaz de obtener representación. Pero eso no ocurre hoy: AES es demasiado pequeño y los temas sobre los que basa su acción no tienen bolsas sociológicas susceptibles de apoyarlas. Así pues, el hecho de que López Diéguez sea, para nosotros, uno de los dirigentes de este ambiente político con más futuro, lo será, solamente, si cuida sus compañías y si replantea la línea de su partido sobre bases objetivas y sobre una justa reflexión estratégica que no puede salir sino después de un pormenorizado análisis político de la situación española, de los grupos sociológicos susceptibles de apoyar una opción política de nuestro estilo y con un programa capaz de engarzar con los intereses de esas franjas de población. En nuestra opinión, AES ha irrumpido en la escena política sin la maduración necesaria para ser una alternativa creíble y, en el curso de estos dos años, ha ido perdiendo credibilidad a fuerza de terminar frecuentando “malas compañías”, como demuestra la opción que ha defendido en Catalunya… razonable hace unos años, pero absurda en el actual proceso de marginalización emprendido por DN desde hace dos años.

La desviación “izquierdista”. FA como ejemplo… por ejemplo

Hay algo peripatético en el movimiento falangista y es su increíble tendencia a interpretar el pensamiento joseantoniano en distintas claves, todos ellas más propagandistas que ideológicas. La izquierda falangista parte del pensamiento joseantoniano y más en concreto del libro “Frente a Frente” de José María Mancisidor, una crónica del proceso al líder de la Falange. En el curso de esa farsa jurídica, José Antonio se esforzó en presentarse como un hombre de izquierdas, defensor de una política más social que los socialistas y más sindical que los sindicalistas de la CNT… pues no en vano el tribunal popular estaba formado por socialistas y anarquistas. Se comprende el giro social de ese “último José Antonio”. El hecho de que a la pregunta de “¿falange no es un movimiento fascista?”, respondiera con una ligereza y frialdad pasmosa: “El fascista era Ramiro Ledesma”, sabiendo lo que esa declaración implicaba y conociendo la suerte de Ledesma, no contribuyen precisamente a enaltecer el “mito joseantoniano”.

Luego, en la postguerra se produjo una confusión: los “hedillistas” fueron considerados por algunos como “falangistas de izquierdas”, aun cuando durante la guerra y la postguerra estaban apoyados justamente por los nacional-socialistas alemanes y el propio Hedilla era un hombre de orden y de comunión diaria y así lo siguió siendo hasta su muerte. El falseamiento de los conceptos y las doctrinas que tuvo lugar en los medios falangistas, especialmente en los años 60 y 70, generó la idea de que Hedilla era antifranquista (en realidad, no lo era tanto) y por tanto sería “de izquierdas” (aun cuando estaba apoyado por la extrema-derecha y Hitler), y en eso sería fiel a José Antonio (en realidad solamente al “último José Antonio” que, en realidad no era el “José Antonio auténtico”, sino el hombre que buscaba salvar la vida). Cuando apareció Pedro Conde Soladana, un trabajador de la FASA Renault de Valladolid, como sindicalista, los popes del falangismo de izquierdas vieron en él al arquetipo que encarnaba su idea. Conde terminó siendo jefe nacional de falange “auténtica” y/o “de izquierdas”… esa misma falange que casi veintiocho años después se escindió de una escisión de FE-JONS de Diego Márquez y puso en marcha a la Falange Auténtica.

El subjetivismo de esta corriente, revalida en nuestros días, sorprendentemente, el que ya hizo gala Pedro Conde. La falange, para estos grupos, sería una “organización de izquierdas”, “social”, en realidad, casi una ONG, humanista, por supuesto antifascista y antifranquista. Hace veintitantos años Pedro Conde no dudaba en apoyar la “ruptura democrática” y animaba a sus mariachis a pintar “Falange con el obrero”… (lamentablemente el obrero no estaba con falange algo dramático para un partido que se consideraba “sindicalista”). Hoy, los émulos de Conde, los de FA realizan una defensa cerrada de la inmigración poco atrayente.

¿Dónde radica el error de estos grupos? De los muchos errores existentes pueden destacarse dos:

1) Pretender ser una cosa diferente a lo que se es. Se puede hablar de humanismo, de políticas de izquierda, de república, se puede hacer gala de antifranquismo y de antifascismo… se puede copiar consignas de izquierdas y luego rotularlas con slogans “socialpatrióticos”, pero nada de ellos servirá absolutamente para nada si… todo eso se realiza con el emblema del yugo y de las flechas (aunque sea con medio yugo y medias flechas como puede verse el emblema de FA). Análogamente, intentar “fórmulas nuevas” y “líneas políticas revolucionarias”, “nacional-bolcheviques”, “socialistas revolucionarias” y demás lindezas, resulta absolutamente inútil e increíble –no solo por que todas estas excentricidades carecen de base social que pueda asumirlas- cuando va acompañada de cruces célticas, libros y estética que remiten a los años 30 o vistazos benévolos al “fascismo de izquierdas”. Inevitablemente, la persona, inicialmente interesada por explorar nuevos caminos ideológicos, al percibir lo segundo termina diciendo: “Pero si estos son los fachas de siempre. Me han intentado estafar”. Un yugo y unas flechas remiten siempre, inevitablemente, al fascismo y al franquismo. Pretender que no es así, es confundir los deseos con realidades.

2) En política, nadie confunde los originales con las copias. El segundo error es así mismo, bastante grosero y de bulto: estos grupos “izquierdistas” creen que basta reproducir una fraseología izquierdistas para atraer a una clientela “de izquierdas”. Parece como si el humanismo de ONG o el antiimperialismo o las soflamas de solidaridad con Palestina, con la mujer, con los derechos humanos, o con gobiernos de izquierdas sudamericanos, interesara a alguien: de la misma forma que la clientela católica se siente muy cómoda con el PP, la clientela “de izquierdas” tiene un amplio electo de ofertas verdaderamente de izquierdas para compartir, y no tiene el más mínimo interés en incorporarse a formaciones ambiguas, blancas por fuera, negras por dentro, que, al percibirlas como tal, tiende a considerar una engañifa y una estafa, con el rebote consiguiente. No basta, pues, con enarbolar unos cuantos slogans “de izquierdas” o “sindicalistas”, o “antiimperialistas” para ser considerado un “partido de izquierdas”. De hecho, es de izquierdas el que acepta y asume –entre otras actitudes- la tradición de la izquierda española en sus distintas variedades taxonómicas.

A esto puede añadirse lo ya dicho: una opción política jamás arrancará si carece de un grupo sociológico concreto y amplio capaz de asumir su mensaje.

¿Pero existen grupos sociales concretos susceptibles de apoyar nuestro mensaje?

Entender este punto es básico. Se entiende o no se entiende, pero si se entiende hay que ser consecuente con él:

1) El principal problema del mundo moderno es la globalización.

2) La globalización afecta negativamente a jóvenes, clases medias y trabajadores españoles.

3) Este impacto negativo se centra en varios problemas de carácter “social”:

- inmigración masiva

- contratos en precario

- dificultades de acceso a la vivienda

- inseguridad ciudadana

4) Todo esto afecta, especialmente, a capas de la población que viven en barrios populares y con limitada capacidad adquisitiva: es decir, votantes, habitualmente, de la izquierda.

Ahí está justamente la clave: la izquierda está llamada a perder estos votos, irremisiblemente, dado que no es la solución a la globalización, sino una parte del problema.

Así pues, de lo que se trata es de trabajar políticamente a las clases medias y a las clases trabajadoras, en los barrios populares, zonas habitualmente votantes de izquierdas.

Ahora bien, hemos de recalcar esto: “se trata de trabajar” en estos barrios… no de imitar las consignas de la izquierda, no se asumir una imagen y un aspecto de lo que no somos: Y NO SOMOS UN PARTIDO DE IZQUIERDAS. Cuando se intenta imitar algo se corren muchos riesgos:

- el primero es que la copia sea de mala calidad en relación al original (no hay más “socialistas”… que los miembros del partido socialista, el espacio ya está ocupado y poco importa si son “verdaderos” o “falsos” socialistas, de la misma forma que nada importa si se trata de “falangistas auténticos” o “falangistas falsos”… se es falangista cuando se emplea el yugo y las flechas. Se es “socialista” cuando… se pertenece a la tradición socialista surgida de Pablo Iglesias. Se es “sindicalista” cuando se pertenece a la tradición sindicalista de la CNT… no cuando se aísla lo “sindicalista” de lo “nacional” como hace la FA).

- el segundo es que la opción así construida pierda el tiempo en camaleonizarse… pero muy poco en comprender los verdaderos problemas de las clases populares y todo quede en un verbalismo revolucionario demodé que ni siquiera encuentra eco en la gente de izquierdas, sino que remite al pensamiento de extrema izquierda de los años 60 y 70.

La “desviación izquierdista” es tan condenable como la “derechista”, sin embargo, ésta también tiene algo digno de considerarse, por que es la piedra de toque de un verdadero trasversalismo: una de las exigencias de la actual situación es la necesidad de retornar a un “orden” digno de tal nombre.

Hay que recordar que de 1996 a 2004, en los años del PP, toda idea de orden terminó estallando y este partido tiene en su haber el que durante su período de mando:

- se disparó la inmigración ilegal y masiva

- se generó el fenómeno de la especulación inmoviliaria

- se precarizó el mercado laboral

- aumentó la inseguridad ciudadana y, para colmo,

- se acentuaron los rasgos de debilidad de la sociedad española que ya se advertían desde el felipismo, con aumento del consumo de ciertas drogas (metanfetas, porros y cocaina), se generalizó el “botellón”, el aborto se disparó hasta límites insoportables, disminuyó la natalidad e incluso la propia Iglesia entró en crisis (pérdida de vocaciones, pérdida de fieles, pérdida de donaciones en la declaración de IRPF, etc.).

- se acentuaron los porcentajes de fracaso escolar

- la especulación siguió siendo la forma más rápida e inmoral de enriquecimiento, etc, etc

Todo esto, unido a los 30 meses de gobierno de ZP, han acentuado el caos social que vivimos en estos momentos. Así pues, una de las consignas de un programa político trasversal debe necesariamente recoger alguno de estos elementos y, en especial, la necesidad de reinstaurar un principio de orden y de autoridad en la sociedad.

De la misma forma que una política en barrios populares no puede realizarse imitando el verbalismo de izquierdas, una política que tienda a incorporar a sectores católicos no puede realizarse con ideas casi completamente iguales a las del PP… El error de FA y de otros grupos, consiste precisamente en realizar políticas “imitativas” de la izquierda. Mientras que el error de AES reside en no ser suficientemente contundentes en el análisis de lo que supone la globalización, no extraer las consecuencias de cuáles son los sectores damnificados por la globalización y, finalmente, eludir el hecho básico de que si se trata de un partido que quiere atraer el voto católico… de lo que se trata es de realizar actividades de propaganda, especialmente (y casi diríamos, únicamente) en aquellos lugares frecuentados por católicos: esto es, en las parroquias. Mientras no sea en estos ambientes en donde se concentre la actividad de AES, su mensaje quedará lejos de un grupo sociológico que lo entienda.

A partir de aquí, resaltados estos puntos conflictivos, es evidente que las posibilidades de evolución de estos grupos es diversa: FA debería de renunciar a cualquier forma de simbología y retórica falangista si quiere ser una opción “de izquierdas” creíble. Y, por nuestra parte, no albergamos la menor duda de que por ahí lo único que hay es una vía muerta y un viaje que no vale la pena emprenderse. Falangistas de izquierdas, falangistas de derechas, falangistas en general, tienen un único y mismo problema: la marca “falange” ha caído y jamás se levantará. Y no sólo eso, sino que cualquier cosa que mantenga contacto con ella, no puede sino “contaminarse” por el desprestigio y el aislamiento común a todas las fracciones del movimiento falangista. De ahí que, en nuestra opinión, el falangista si quiere seguir teniendo una vinculación con el pensamiento joseantoniano, debería alejarse de la actividad política y refugiarse en fundaciones de estudios históricos y conmemorativos. Nada más. La política se dirime en otra dimensión, ajena por completo a las distintas falanges y en la que estos, por mucho activismo que desplieguen, jamás podrán cristalizar nada.

El problema de AES es otro: sus posibilidades son mayores, a condición de hacerse a la idea de que van a tener que ser un ala más de un partido trasversal y, probablemente, ni siquiera el ala más compacta, como no lo es en ningún país europeo, pues si bien existen católicos en el FN, en AN, en el FPÖ, en el NPD, en el VB, en el BNP… las orientaciones de todos estos partidos no son confesionalmente católicas. Si aquí, AES se atrinchera en una interpretación de la historia de España inspirada por Menéndez Pidal, identificando España con catolicidad, no hay nada que hacer: vía muerta. Esa identidad fue asumible ayer: hoy basta dar una ojeada a nuestro país para ver que esa identidad ya no se cumple. AES, debe de hacerse a la idea –y valorar si está dispuesto a ello- de que algunos de sus compañeros de viaje y su programa no van a ser católicos. Si se centra en el catolicismo, se va a asfixiar por el dominio que el PP ejerce sobre el sector de la iglesia con el que AES podría identificarse mejor. En caso de asumir un concepto de este tipo, es evidente que ninguna de las propuestas de un partido trasversal pueden ser ofensivas para la moral católica, pero también es evidente que existen aspectos conflictivos que no pueden eludirse. Cito dos:

- la moral sexual y

- la toma de posición ante la ingeniería genética

En el primer punto, la moral sexual de la Iglesia es inasumible para la mayor parte de la sociedad. Defenderla y sostenerla, condenando las relaciones sexuales entre parejas no casadas, o condenar el uso de anticonceptivos, hoy no es asumible por la sociedad y fracasará en su intento de penetrar en ella quien lo defienda.

En el segundo punto, vale la pena recordar que nos encontramos ante una gigantesca mutación científica que va a afectar especialmente a la ingeniería genética, la criogrenia y la nanotecnología y estas tres ramas van a incidir particularmente en las ciencias de la salud. Lo esencial de estas tecnologías es “¿curan o no curan?”, si resuelven problemas son asumibles y nadie va a impedir que se generalicen y que la sociedad las asuma como algo positivo, como hoy la sociedad tiene asumida las transfusiones de sangre…

AES debería meditar sobre esto y darse cuenta de que la tarea pastoral es muy distinta de la tarea política. Así mismo, debe asumir que el mejor aliado no es el más sumiso (frecuentemente el más oportunista o el que busca sacar algo de ti), sino el que habla más claro y no deja cabos sueltos.

Conclusión

La desviación izquierdista y la derechista, en sí mismo son legítimas… cada cual adopta la línea que mejor sintoniza con él. Pero ver las cosas así es subjetivismo. Una cosa es comprar unos pantalones (hay que ajustarse a la talla que le conviene a cada cual), y otra muy distinta es actuar en política (aquí hay que adaptarse a las reglas del juego). Y la primera de todas ellas es no caer en subjetivismos, ni apriorismos: sustentar la acción política en realidades objetivas, emanadas de análisis realistas.

Si alguien no lo entiende o no percibe su importancia, no hay problema: mejor que se retire de la carrera de caracoles. Es un futuro fracasado.

 

7 comentarios

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COMENTARIO: Siempre hemos oído hablar del imaginario “País de los ciegos” en el cual el tuerto es el rey, desgraciadamente al hilo de textos como este tenemos que rendirnos a la evidencia de que también en el mundo de los que ven, los tuertos intentan hacerse con el poder. Argumentaciones como la que hemos leído nos llevan a la certeza de que aun existe un amplio sector de la población que solo es capaz de entender la ideología en clave de derechas o izquierdas.

Sencillamente son incapaces de concebir una ideología superadora de los dos conceptos que intente decantar lo bueno de lo que tradicionalmente se atribuye a uno u otro lado del espectro político sin tener “ni ganas” de encuadrarse en alguno de ellos.

El autor del artículo con una indudable mala fe, intenta desvirtuar hechos como la defensa jurídica que de su persona y de sus allegados hizo José Antonio ante el tribunal, haciéndole aparecer como un leguleyo trapisondista que intenta parecer ante los ojos de los jurados como un hombre más de izquierdas que ellos mismos. Retorciendo tal vez lo que al respecto dice en su testamento, en el que habla de la ausencia de aptitudes de “Jaque de opereta”, y no de que hubiera jugado la baza de la mentira y la adulación en busca de la clemencia:


“A esto tendí, y no a granjearme con gallardía de oropel la póstuma reputación de héroe. No me hice responsable de todo ni me ajusté a ninguna otra variante del patrón romántico. Me defendí con los mejores recursos de mi oficio de abogado, tan profundamente querido y cultivado con tanta asiduidad. Quizá no falten comentadores póstumos que me afeen no haber preferido la fanfarronada. Allá cada cual. Para mí, aparte de no ser primer actor en cuanto ocurre, hubiera sido monstruoso y falso entregar sin defensa una vida que aún pudiera ser útil y que no me concedió Dios para que la quemara en holocausto a la vanidad como un castillo de fuegos artificiales."


Imputándole para más INRI, una frase acusatoria contra Ramiro Ledesma, a quién realmente solo menciona en su interrogatorio en tres ocasiones, para explicar los motivos de la unificación de Falange con JONS, y su posterior desencuentro, sin ligarlo en ningún momento al término “fascista”.


Por último, agarrado a los típicos- tópicos por los cuales: Acción Social = Izquierdas, Religión = Derecha, intenta explicar con todo el dogmatismo del mundo, el error de considerar a Hedilla y a los hedillistas como falangistas de izquierdas alegando que “Hedilla era un hombre de orden y de comunión diaria y así lo siguió siendo hasta su muerte”, como si fueran todos ellos conceptos incompatibles.


Esta claro que al igual que hoy a cualquiera que se sale de la foto de lo políticamente correcto se le tacha de “antidemócrata” y “fascista”, no era difícil que a cualquiera que en la posguerra “no llevase sombrero” se le tachase de “rojo”. Pero visto lo visto y viniendo de quién viene el blog (véanse los enlaces) seguimos en las mismas: “Entre el odio de uno y la antipatía de otros”.

asurbanipal -

HIMNO DEL FALANGISTA DEMOCRÁTICO

Falangista soy,
falangista democrático y social,
y por eso voy
a ganar la batalla electoral.

Mi camisa azul
al armario la voy a relegar
para qué me acepten
en la España super móderna y actual.

Cuando se enteró mi madre
que me democraticé
me dió un abrazo y me dijo:
yo a ti te voto, cariño,
pero no a los del pepé.

Autenticós y generosos,
falangistas solidarios,
no quiero que nos confundan
con la peña desastrosa
de los fachas perdularios.

Falangista soy ...

Ya estoy en las elecciones
democra-ti-cás y sociales,
contando votos y votos,
peleándome con otros
por si saco concejales.

Pero sé que si no gano
la contienda de este año
lucharé como un jabato
en los cuatro que me quedan,
con carteles y pancartas,
hasta lograr un escaño.

Falangista soy ...

(se entona con la música de la vieja Canción del Falangista)

Dario -

Todo está muy bien, pero en el caso de FA... ¿pruebas? ¿Ejemplos? ¿Justificaciones?

Las espero, sino quedará en lo que yo llamo "hablar por hablar" sin conocimiento.

Nos vemos el martes donde siempre, "camarada"

Húsar -

Bajando un escalón de los "desviacionismos" con respecto a las ortodoxias, me conformo por suspirar por que en España haya alguna vez una izquierda nacional, y una derecha nacional , +- modernas, (y quízá si se quiere especificar un carlismo y una falange, por lo clásico), con un peso social y político mínimos. Si para ello vale un nicho sociológico u otro, bueno, habrá que resignarse. Si yo tuviese la fórmula o táctica en la mano, correría a decirla a todos.
Mientras, "a Dios rogando y con el mazo dando"

a ver cuanto tarda en borrarlo -

¿Acaso usted cree que esta libre de prejuicios o apriorismos?
Desde luego usted esta lleno de ellos. Le he escrito desde el respeto y la argumentacion lo mismo que desde la exhaltacion a paroposito del congreso de Fe-La Falange y usted se limita a borrar mis post. Gente como usted que se limita a pontificar sin entrar al debate (y encima sin cara, en internet, desde el anonimato y con un interes bien claro que es atacar a dn y de paso a todo lo que puedan ser sus aliadis como Fe-La Falange o AES en este caso)son los que nos hacen ir a paso de caracol.

NI cumple eso del debate ni esta libre de los prejuicios que critica. Que pena

Décimo -

El análisis es muy acertado sin lugar a dudas. Hay un asunto que creo que afecta muy directamente en AES; el fondo íntimo del la derecha es profundamente cobarde. La derecha no está dispuesta a ariesgar nada, ellos nunca lo hicieron en relidad y siempre se han servido de un tercero para los asuntos difíciles. Los potenciales votantes de AES, votan y votarán al PP, ellos han asumido casi de forma instintiva frenar como sea al PSOE que es la encaranción de "satanás" y si se mira con atención, la opción es de alguna manera comprensible. Con un tonto dañino a la cabeza (ZP), rompen traumáticamente con el sentido común, los valores cristianos, la unidad de España y...puede que hasta la esa situación material tan importante para la derecha. Ese miedo ya se pudo comprobar desde el 82.
La deficiente democracia que padecemos se enquista con ese círculo vicioso, unos son incopetentes y falsos, pero los otros son verdaderametne tenebrosos y el miedo decide.
Estoy plenamente convencido que el potencial no se encuentra es ese segmento de la derecha, aún, a medio plazo reside como bien has comentado en las clases medias y a las clases trabajadoras, en los barrios populares e incidir CON ESE MENSAJE QUE SE ESPERA rompiendo con el discurso monolítico oficial y conectando sin reservas con el electorado sin dobleces
y sin lecturas de difícil comprensión.